Dos mujeres se disputan la sucesión de Cameron en Reino Unido
Theresa May y Andrea Leadsom, en la carrera por convertirse en la segunda mujer que lidera el país después de Margaret Thatcher
De los cinco candidatos conservadores que aspiraban a suceder al primer ministro David Cameron, que anunció su dimisión tras el fiasco del referéndum, solo dos pasarán la criba de los diputados en una serie de votaciones internas para ser sometidos finalmente al veredicto de los afiliados. Y las dos son mujeres. Son firmes aspirantes a ser proclamadas el 9 de septiembre líder tory y jefe del Gobierno la ministra del Interior, Theresa May —que se presenta como una figura unificadora tras haber apoyado con reservas la permanencia en la UE— y la diputada Andrea Leadsom, a quien se compara con la ex primera ministra conservadora Margaret Thatcher y que promete acelerar la ruptura con el bloque comunitario.
Michael Gove, titular de Justicia y hasta hace poco fiel colaborador de Boris Johnson, cabecilla del Brexit, ha quedado eliminado en la última votación, dejando vía libre a las dos finalistas de las que saldrá la primera mujer al frente del país desde el gobierno de Thatcher. Para sorpresa general, Gove, que iba a respaldar la candidatura de Johnson, le dejó en la estacada en el último momento y se postuló personalmente, lo que obligó al exalcalde de Londres a retirarse de la carrera y abandonar sus ambiciones de dirigir su partido y el país. Tras apuñalarlo por la espalda, el ministro argumentó que secundarlo habría sido “traicionar” a la nación, pues, según él, Johnson no es un euroescéptico convencido y “no está capacitado” para gestionar el Brexit.
Las dos candidatas a suceder a Cameron al frente de los tories y dirigir el país son Theresa May y Andrea Leadsom
Con la marcha del carismático político, que abogaba por negociar la permanencia en el mercado único y la libre circulación de trabajadores, y el legado más liberal de Cameron hecho trizas, el próximo gobierno conservador virará inevitablemente a la derecha, con consecuencias para los residentes comunitarios en Reino Unido y para la relación con la UE.
La Comisión Europea ya ha llamado la atención sobre el hecho de que los dos capitanes del Brexit han abandonado el barco, pues a la capitulación de Johnson se sumó la inesperada dimisión del líder del eurófobo UKIP, Nigel Farage, tras dedicar su carrera política a luchar por salir de la Unión. “He recuperado mi país, ahora quiero recuperar mi vida”, dijo Farage al anunciar que dejaba la dirección del partido, si bien mantendrá su escaño de eurodiputado.
Su marcha no fue llorada ni por sus correligionarios, que en el pasado le acusaron de autocracia y le criticaron durante la campaña por incitar a la xenofobia con controvertidos pósteres sobre inmigración. El único diputado del UKIP en la Cámara de los Comunes, Douglas Carswell, reaccionó a la noticia colgando un emoji sonriente en su cuenta de Twitter. Carswell ha señalado que, una vez lograda la meta de abandonar la UE, el UKIP debe centrarse en capitalizar el voto en las antiguas áreas laboristas que por diversas razones favorecieron el Brexit. Aunque la dimisión de Farage ha sido ampliamente bienvenida, puede que no sea definitiva, pues el político ya aseguró que dejaba el cargo tras perder las elecciones generales de 2015 y regresó al cabo de unos días.
Golpe laborista
Si los conservadores afrontan rencillas internas y el UKIP su extinción, el Partido Laborista, primero de la oposición, está sumido en una crisis existencial que puede abocarlo a un cisma irreparable. Elegido en septiembre con el voto de las bases pero con poco apoyo en el grupo parlamentario, su líder, Jeremy Corbyn, ha sido víctima de un golpe de sus diputados para forzar su dimisión ante las suspicacias que suscita su ideología contra la austeridad.
La victoria del Brexit en el referéndum sirvió para que sus enemigos del ala derecha le achacaran haber hecho una campaña pobre, si bien 7 de cada 10 votantes laboristas secundó la línea oficial favorable a la permanencia.
La ministra del Interior es una firme candidata a suceder a Cameron tras haber apoyado la permanencia en la UE
Pese a perder una moción de confianza de sus parlamentarios y a una oleada de dimisiones en su equipo opositor, Corbyn se aferra al liderazgo con la misión de cumplir el mandato que hace 10 meses le otorgaron un 60 % de los militantes.
Para derrocarlo, los diputados laboristas deben impulsar otros comicios internos, lo que implica que uno de ellos debe postularse contra el líder que, si mantiene el respaldo de las bases y los sindicatos, fundadores y financiadores del laborismo, tiene todas las de ganar.
Los exportavoces de Empresa, Angela Eagle, y Trabajo, Owen Smith, han amenazado con desafiar al jefe si no dimite, pero las magras opciones de éxito en las urnas han frenado su iniciativa.
Tras la emboscada del grupo parlamentario, miles de personas se han manifestado a favor de Corbyn y unas 60.000 se han unido al partido que, desde que él asumió las riendas, ha duplicado su afiliación hasta los 450.000 miembros, frente a 150.000 conservadores. Rodeado de conspiradores, el dirigente ha hecho un llamamiento a la unidad del laborismo, mientras que los sindicatos se han ofrecido a mediar para facilitar un acuerdo entre las facciones. La falta de consenso ideológico y la desconexión entre los diputados y el líder y las bases amenaza con escindir la formación, justo cuando los tories encaran su momento más bajo.