La defensa de Europa está más allá de la OTAN
La alta representante para la Política Exterior, Federica Mogherini, pide en la nueva Estrategia de Seguridad de la UE mayor responsabilidad militar a los 27 gobiernos
Hace un año que la jefa de la diplomacia recibió el encargo de renovar el marco de sus competencias con la elaboración de una estrategia global que desarrollara la elaborada en 2003 por el primer representante exterior de la UE, Javier Solana. El documento de Mogherini toca todos los puntos calientes, desde la crisis migratoria a la desestabilización rusa del este de Ucrania, pasando por el terrorismo, la dependencia energética y la inestabilidad que genera China en el sureste asiático, pero dedica buena parte de sus casi 60 páginas a convencer a los 27 gobiernos de la urgencia de cooperar en materia militar. Como precisamente este tema levanta ampollas entre los euroescépticos, el texto permaneció durante semanas a buen recaudo para evitar su uso en la campaña del referéndum británico.
Autonomía y ambición
“Como europeos debemos tener una mayor responsabilidad sobre nuestra seguridad. Tenemos que estar preparados y ser capaces de impedir, responder y protegernos a nosotros mismos contra las amenazas externas”, señala el texto, que considera la OTAN como el marco principal de la defensa frente a un ataque externo. Sin embargo, tras pedir una mayor contribución de los europeos a la Alianza Atlántica —“deben estar mejor equipados, entrenados y organizados”—, sostiene que “es importante para Europa mantener un nivel apropiado de ambición y de autonomía estratégica”.
La propuesta de la italiana se mantiene lejos, sin embargo, de impulsar la formación de un ejército europeo
Según la alta representante, una “defensa europea creíble” es fundamental para preservar las relaciones tanto con Estados Unidos como con la OTAN. Aunque Mogherini admite que la salida de Reino Unido —uno de los pilares en materia de defensa de la UE— cuestiona el futuro de la Unión, también afirma que no es momento de dudas sino de acción para consolidar el papel de Bruselas como “fuerza proveedora de seguridad y estabilidad global”. Se mantiene lejos, sin embargo, de impulsar la formación de un ejército europeo.
Esta Estrategia Global para la Política Exterior y de Seguridad de la UE va a marcar, al igual que el Brexit, la cumbre de la OTAN que se celebra los días 8 y 9 de julio en Varsovia. La cita tenía previsto centrarse en el control de las fronteras de la UE, tanto la del flanco sur, por la amenaza terrorista, como la del este, con el despliegue para disuadir a Rusia de cuatro batallones de combate por rotaciones en Lituania, Estonia, Letonia y Polonia, que estarán liderados por EE.UU., Canadá, Alemania y Reino Unido.
El documento considera las relaciones con Rusia como un “desafío estratégico clave”, aunque las valora como interdependientes y hace uso del palo y la zanahoria al referirse al gran vecino del norte. “Nunca vamos a reconocer —señala— la anexión ilegal de Crimea ni aceptar la desestabilización del este de Ucrania. Vamos a fortalecer la UE para aumentar la estabilidad de nuestros vecinos del este y defender su derecho a determinar libremente su acercamiento a la UE.” De igual manera, afirma que Bruselas “va a implicar a Rusia en la discusión de las diferencias y a cooperar con ella si los intereses se cruzan o cuando se crucen”.
El Brexit como oportunidad
A diferencia de su predecesora, la británica Catherine Ashton, Federica Mogherini se tomó muy en serio desde el inicio de su mandato, en noviembre de 2014, la ambición planetaria de la UE. La Estrategia Global es fruto del empeño personal de la alta representante y vicepresidenta de la Comisión Europea por actualizar los contenidos de la Estrategia Europea de Seguridad, en respuesta tanto a los cambios ocurridos en el mundo en estos 13 años como a los de la propia Unión, que desde diciembre de 2007 se rige por el Tratado de Lisboa.
La respuesta de Mogherini al Brexit ha sido la demanda de más unidad, cooperación y coordinación entre los 27 para hacer frente a los grandes retos que atenazan la UE, como inmigración, terrorismo internacional, ciberseguridad y cambio climático. Para abordarlos, apuesta por una Política de Defensa y Seguridad Común (PDSC) “más rápida y efectiva”, que facilite hacer frente con inmediatez a las crisis en cumplimiento de la Carta de Naciones Unidas. Esta disposición requiere mejorar el despliegue y la interoperatividad de las fuerzas europeas, para lo que es necesario levantar los obstáculos de procedimiento, financieros y políticos, que impiden el despliegue de los llamados grupos de combate.
Reino Unido era contrario a una puesta en común de la defensa europea y su salida de la UE puede facilitarla
Conocedora de las reticencias que despierta la integración de los ejércitos nacionales, la jefa de la diplomacia propone una “sincronización gradual y una adaptación mutua” de los planes nacionales de defensa, incluida la industria militar, para ampliar la “convergencia estratégica” entre los estados. Reino Unido, que al igual que Francia posee armas nucleares, era contrario a una puesta en común de la defensa europea, con la excusa de que ya existía en el marco de la OTAN. Su salida de la UE puede facilitar el avance que insta Mogherini, quien tras conocer el resultado del referéndum emitió un comunicado en el que expresaba la voluntad de la Unión de seguir siendo “un actor fuerte y un socio de confianza” a escala mundial. “Continuaremos actuando —señaló— como una fuerza de paz, un proveedor de seguridad y un acérrimo partidario de la cooperación internacional y el multilateralismo.”
El Libro Blanco alemán
El impulso a la seguridad de la UE y a la “responsabilidad colectiva” que supone la Estrategia Global casi coincide con la presentación al Gobierno de Angela Merkel del Libro Blanco de la Defensa de Alemania. El borrador, que ya circula por los medios, pone fin a la contención militar heredada de la Segunda Guerra Mundial y propone que Berlín asuma un mayor papel en la defensa de su seguridad y del orden mundial. Sus conclusiones se corresponden con las declaraciones de la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, que anunció hace un par de meses su deseo de aumentar el Ejército alemán en unos 7.000 soldados adicionales y 4.400 civiles a lo largo de los próximos siete años. Será el primer aumento desde 1990.
En cuanto a la política exterior, el documento de Mogherini señala que, apoyada en la solidaridad y en los principios y valores europeos, apuesta por el pragmatismo frente al aislacionismo y el intervencionismo. El texto se compromete a impulsar el diálogo y la negociación en la resolución de conflictos como el de Siria y Libia y a mantener la propuesta de dos estados viables para poner fin al enfrentamiento israelo-palestino.