Independientemente de su ideología, los partidos cuentan con decenas de profesionales y voluntarios para gestionar su comunicación política en las redes sociales. A través de nuestros perfiles entran en nuestras conversaciones privadas, término que en Internet carece de sentido, de las que sacan una valiosa información, en todos sus sentidos, la mayoría de las veces sin que seamos conscientes de ello.
El objetivo de la comunicación política es impactar en el mayor número de ciudadanos posible, una tarea que las redes sociales han facilitado desde hace más de diez años. En 2004 nace
Facebook en Harvard,
Youtube en 2005 y
Twitter en 2006. En la búsqueda de votantes, simpatizantes e indecisos, los partidos políticos apuestan por las redes con mayor número de usuarios en nuestro país, en la actualidad Facebook, seguido de Twitter y Youtube. El potencial que tienen estas plataformas reside en la información que almacenan sobre nosotros, nuestros gustos, amigos, intereses, tendencias políticas, e incluso sexuales. Esta información, que constituye el universo denominado
Big data, supone ingresos millonarios para los propietarios de dichas redes, que los ofrecen cual mercancía a empresas, gobiernos y, en el caso que nos ocupa, partidos políticos.
Los partidos políticos, al contrario que los movimientos sociales, la industria del ocio y la publicidad, son instituciones que se han adaptado despacio y con recelo a los nuevos medios digitales. Los motivos pueden ser desconfianza, miedo al
feedback con simpatizantes u opositores, o simplemente poca adaptabilidad a los cambios.
¿Qué saben de nosotros?
Uso mi perfil como ejemplo para no herir sensibilidades, piensa que podrías ser tú. Aparte de nuestro nombre, apellidos, género, edad, nacionalidad, nivel y centros de estudios, los gestores de las plataformas sociales registran todos y cada uno de nuestros movimientos, veamos qué información ha obtenido de mí el señor Mark Zuckerberg, propietario de Facebook, en la última semana:
- Páginas que me gustan
- Publicaciones que comparto
- Quiénes son mis amigos
- Con qué amigos interactúo más
- Qué fotos comparto (viajes, cenas, aficiones, etc.)
- Publicaciones que me gustan, enamoran, divierten, asombran o cabrean
Toda esa información entra a formar parte del
Big data, y yo me convierto en mercancía. Los partidos la usarán para hacerme llegar sus publicaciones, las empresas para venderme productos y servicios relacionados con mis intereses.
Los pioneros
Si buscamos un pionero en incorporar la comunicación digital a su estrategia política destacamos al Partido Demócrata estadounidense. El primer político en divulgar un vídeo en la red para captar votos y fondos para unas primarias fue John Edwards, en la campaña de 2004. Finalmente perdió ante John Kerry, pero dio los primeros pasos de la comunicación política digital.
Cuatro años más tarde, todos los candidatos a la presidencia marcaron como cita obligada la visita a las instalaciones de
Google en Silicon Valley, mostrando así la importancia de las nuevas tecnologías en sus campañas electorales. Hasta ese momento, la cita ineludible de la campaña era con la junta directiva del
New York Times. De hecho, la campaña de Barack Obama recaudó más de millón y medio de dólares procedentes de los gigantes tecnológicos y las universidades. Por su parte, el candidato republicano Mitt Romney se hizo con el favor de Wall Street.
Obama apostó por un joven veinteañero,
Joe Rospars, como director de campaña digital, logrando junto al ingeniero
Harper Reed y su equipo de campaña en redes llegar a los votantes más jóvenes que, como él, hacían un uso personal y cotidiano de Facebook, Twitter y Youtube. Tanto Joe Rospars como
Zac Moffat, director de campaña digital de Romney, utilizaron la red para recopilar información sobre posibles votantes para saber de qué hablaban, dónde votaban, cuáles eran sus gustos, quiénes sus amigos, qué compraban y dónde, qué religión profesaban, y un largo etcétera de información personal y laboral de todos y cada uno de ellos que les permitió adaptar sus llamadas telefónicas y mensajes de campaña.
Aprendiendo de redes en España
El sistema de financiación de los partidos políticos en España es mucho más restrictivo en la captación de fondos y donaciones por lo que las redes sociales se han explotado menos en ese sentido, a excepción de las campañas de
crowdfunding lanzadas por Podemos. Sin embargo, las campañas sí se han servido de las redes sociales para llegar al público digital. En las dos últimas convocatorias electorales, el 20 de diciembre y el 26 de junio, todos los partidos han apostado por las redes como una de sus principales vías de comunicación. Para ello, han montado equipos dedicados en exclusiva a gestionar los perfiles de los partidos y de los propios candidatos. Pongamos cara a los responsables de campaña de los principales partidos de España, ¿se parecerán al community manager que acompañó a Obama en la campaña que le llevó a la presidencia de EE.UU. en 2008? Respondemos a la pregunta en la segunda entrega…