Además de los de Elena Ferrante, Annie Ernaux o Maylis de Kerangal, estos son algunos de los libros publicados en 2015 que más me han gustado. Están ordenado alfabéticamente por autor.
Lancha rápida, Renata Adler (Sexto Piso) Renata Adler trabajó en The New Yorker durante varias décadas, fue crítica de cine en The New York Times (reunió sus críticas en A Year in the Dark) y ha escrito ficción. Lancha rápida, su primera novela, se publicó por primera vez en 1983. Adler ha vivido apartada del mundo editorial las últimas décadas (tal vez tuvo algo que ver la crítica de 8.000 palabras que escribió para The New York Review of Books sobre el libro de su colega Pauline Kael When the Lights Go Down). NYBooks ha rescatado a Adler del olvido y su segunda novela, Pitch dark, se publicará en España en primavera. Lancha rápida es una novela fragmentaria cuya trama se construye a través de la superposición de planos, es rápida, ágil y mordaz.
Y tú no regresaste, Marceline Loridan-Ivens (Salamandra)
Marceline Loridan-Ivens, de soltera Rozenberg, fue deportada al campo de Drancy, de ahí a Marsella y de ahí al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau junto a su padre, un judío húngaro que había comprado una mansión en el sur de Francia creyendo que ahí estaría a salvo con su familia. Pero como anuncia el título, solo Marceline volvió de los campos de la muerte. 70 años después, Marceline Loridan-Ivens, cineasta, ha escrito estas breves, estremecedoras y bellas memorias de supervivencia que son una carta al padre, en respuesta a la nota que él consiguió hacerle llegar cuando aún estaban en el campo. Es otro testimonio de la crueldad y la barbarie del Holocausto. Es profundamente conmovedor en el relato de cómo el horror se expande y sus huellas nunca terminan de borrarse. Uno de los momentos más emocionantes del libro es cuando recuerda el reencuentro con su padre en el campo: “Hubo aquel día en el que nos cruzamos. Mi comando había sido enviado a picar piedra, a remolcar vagonetas y a cavar zanjas a lo largo de la nueva carretera que llevaba al crematorio número 5; marchábamos como siempre en fila de a cinco, de regreso al campo, eran más o menos las seis de la tarde. ¿Sabes que ese momento, que solo nos pertenece a nosotros, figura en los recuerdos y en los libros de todos los que sobrevivieron? Porque en los campos de la muerte a escala industrial se disparaba toda clase de fantasías sobre reencuentros, y los cuerpos de todos aquellos que todavía se mantenían en pie se estremecieron cuando nos vimos y salimos de nuestras filas y corrimos el uno hacia el otro. Yo me arrojé a tus brazos, me arrojé con todo mi ser, tu profecía era falsa, estabas vivo”.
Fragmento de La petite prairie aux bouleaux (2013), película de Marceline Loridan-Ivens.
Selva negra, Valérie Mréjen (Periférica)
Valérie Mréjen es autora de uno de los libros que más me han impactado en los últimos años: Mi abuelo. Desde entonces la he seguido, leo sus libros en francés y en español —las traaducciones de Sonia Hernámdez Ortega siempre son impecables— y me hago con las recopilaciones de sus vídeos (es artista visual) si se presenta la oportunidad. Selva negra es su cuarto libro y cuenta la historia de la relación con su madre, a quien encontraron muerta cuando ella era una adolescente. Además del relato de esa relación a través de episodios de su infancia, hay todo un catálogo de muertes más o menos absurdas, todas inesperadas, que Mréjen parece sacar de conocidos o de la prensa. Es un libro contenido que emociona desde la sobriedad. Valérie Mréjen ha vuelto.
Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York, Gail Parent (Libros del Asteroide)
Es la primera y única novela de la guionista Gail Parent, publicada en 1971 Sheila Levine es la mayor de dos hermanas, es judía, vive en Nueva York y está soltera. Está a punto de cumplir los treinta y va a seguir soltera. Por eso planea su suicidio: la novela es la larga nota de suicidio en la que reconstruye su vida. Es una novela desternillante y satírica sobre lo que se esperaba de las mujeres judías en los años 70: que se casaran bien. La protagonista se da cuenta de que uno de sus errores fue elegir un abrigo de piel en lugar de la rinoplastia al graduarse.
Blitz, David Trueba (Anagrama)
La novela comienza con una equivocación al enviar un SMS. El mensaje deja a Beto Sanz, quien lo ha recibido por error, solo en una ciudad desconocida, Múnich, a la que ha acudido para participar en un congreso de paiasajismo. Allí descubre que su novia está enamorada de otro. Ese es el punto de partida de esta novela cuyos cimientos están en los personajes: son torpes, se enfadan, cometen errores, son tiernos y están solos. Son humanos y, por tanto, imperfectos. A través del encuentro sexual con una mujer mayor, el libro es un alegato contra la tiranía de la juventud y a favor de lo viejo y lo presuntamente feo.