En la Norteamérica de hace más de un siglo el empresario Henry Ford quería que sus empleados estuviesen bien pagados para que pudieran comprarle sus coches. La empresa tenía un producto exclusivo y muy solicitado y su célebre jornal de cinco dólares al día le ayudó a vender más coches e incrementar las ganancias antes de que la quiebra del 29 y luego la Gran Depresión se lo llevaran todo por delante. La doctrina Ford también ha tenido adeptos a escala más local. No han sido pocas las empresas españolas que, con una buena o razonable situación económica, han procurado pagar bien a sus empleados al considerar que la política salarial era clave para la prosperidad del negocio. La situación, sin embargo, ha ido cambiando hasta dar paso paso a una etapa de contención salarial y de temporalidad laboral, que se perciben incluso ahora que ha empezado la recuperación de la economía.
La situación económica española actual en nada se parece a la de hace unos años. Sin política monetaria propia ni posibilidad de devaluar la moneda para recuperar la competitividad perdida en el último boom económico, los salarios bajos se han adueñado del panorama laboral. El salario medio anual es de 22.700 euros, según datos de la última
encuesta de estructura salarial del Instituto Nacional de Estadística (INE). Para los empleados fijos sube a 24.330 euros. Y parece un buen sueldo comparado con los 15.433 euros de los contratos temporales, los más numerosos entre los jóvenes españoles.
Quien más quien menos —funcionarios incluidos— ha visto bajar o congelarse su sueldo durante la crisis para mantener el empleo o aliviar la mala racha de su empresa. Ha sido la consecuencia de la devaluación interna (sobre todo salarial) que se ha producido en la economía española. Muchos de quienes perdieron el empleo y lograron volver a trabajar han constatado que su nómina es bastante inferior a la de antes. Entre 2011 y 2014, la pérdida salarial ha sido mayor para los trabajadores de pequeñas y medianas empresas: un 2,6% frente al 0,31% en las más grandes, según la “
Encuesta Trimestral del coste laboral” del INE. Si a estas caídas se le suma una inflación del 4,6% durante esos años, la pérdida salarial media real llega al 7,2% para las pequeñas empresas. Un
estudio de CC.OO. sobre la devaluación salarial concluye que ha afectado más a los sueldos bajos; sobre todo a quienes han tenido que cambiar de empleo, ya que la negociación colectiva ha logrado mantener a grandes rasgos el nivel salarial de quienes han seguido en el mismo trabajo, asegura el sindicato.
Sube la economía, no el sueldo
La situación económica está mejorando desde hace ocho trimestres. Aunque con el paro al 22% no pueda decirse que ha pasado la crisis, suben el consumo, la inversión, la exportación y los beneficios de las empresas. Incluso el empleo se recupera, en gran parte a base de trabajo precario o a tiempo parcial. En cambio, la mejora apenas está llegando a los salarios, que se han puesto a la cola de la recuperación. La subida salarial media pactada hasta septiembre ha sido del 0,75%, según datos provisionales de la estadística de convenios del Ministerio de Empleo. Estos convenios afectan a 5,1 millones de trabajadores. En los convenios colectivos de empresa, la subida salarial se ha quedado en el 0,49%, y en los de ámbito más amplio (de sector, por ejemplo), en el 0,77%. Hay excepciones que desbordan al alza estas subidas, como los sectores textil y químico, pero la estadística sobre convenios no incluye ni las modificaciones hechas al margen de estos ni los descuelgues salariales en algunas empresas.
La devaluación salarial ha afectado más a los sueldos bajos, y sobre todo a quienes han cambiado de empleo
Estas exiguas subidas parecen querer apuntalar un crecimiento económico y de la competitividad basado en la contención de los sueldos. El año pasado el aumento salarial medio fue menor, un 0,59%, cuando la economía empezaba a despegar. Esta tímida reactivación salarial llega tras firmarse en junio el III Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva entre patronal y sindicatos, un pacto solemne que aconseja subidas de hasta el 1% este año y hasta e1 1,5% el que viene.
También los costes laborales (que incluyen los sueldos y las cuotas pagadas a la Seguridad Social) están casi estancados. Han aumentado un 0,2% hasta junio respecto al trimestre anterior y un 0,4% sobre el mismo periodo del año anterior, y se sitúan en 2.591,50 euros por trabajador y mes, según el
INE. La patronal CEOE ha recalcado que aunque el coste salarial crece a bajo ritmo “está registrando incrementos que, si bien son moderados, suponen un ligero cambio frente a los crecimientos cero de buena parte de 2014”. El elevado paro y los bajos salarios también están lastrando a la Seguridad Social, o sea, a las pensiones porque sus bases de cotización son muy bajas. Eso explica, junto a otros factores como la tasa de temporalidad, que se esté creando empleo pero que no crezcan los ingresos de la Seguridad Social.
Sin embargo, hay aspectos que mejoran en la negociación colectiva. Se ha reducido el número de trabajadores con el sueldo congelado. En un
informe reciente sobre negociación colectiva, el sindicato UGT destaca que se está produciendo una disminución constante de los trabajadores con sus sueldos congelados o a la baja: un 10,4% a mitad de este año, cuando dos años atrás eran el 30%. Y hay menos empresas en dificultades que se descuelgan de los pactos salariales. Hasta septiembre estos descuelgues han afectado a 31.500 trabajadores, la mitad que en 2014 y un 80% menos que en 2013, según el Ministerio de Empleo.
Poder adquisitivo
No se puede decir con las cifras en la mano que, con carácter general, los sueldos estén perdiendo poder adquisitivo, porque la subida salarial media del 0,75% pactada está por encima de la tasa de inflación negativa hasta septiembre (-0,9%). El INE atribuye la tasa de inflación negativa al progresivo hundimiento del precio del petróleo. Eso está permitiendo contener los costes laborales sin que se pierda poder adquisitivo. ¿Qué les pasará a los sueldos cuando la inflación repunte, justo cuando la brecha salarial ha crecido para los contratos temporales y a tiempo parcial? Hay muchos trabajadores con sueldos cercanos al Salario Mínimo Interprofesional (SMI), 648,6 euros al mes (al año 9.080 euros), y el 25,1% de los asalariados trabaja a tiempo parcial con un sueldo medio de apenas 10.056 euros anuales.
El crecimiento económico y de la competitividad parece apuntalarse en la contención salarial
¿Deberían aumentar más los salarios atendiendo a la mejora de la situación económica? ¿Hay margen para llevar a cabo este incremento? Jorge Uxó, profesor de Teoría Económica de la UCLM, cree que sí. “El peso de los excedentes empresariales de explotación ha aumentado en el producto interior bruto y, en cambio, ha bajado el de los salarios. Los márgenes y los beneficios totales de las empresas han subido a nivel global”, afirma.
Sandalio Gómez, profesor del IESE que ha ejercido también como consultor de empresas, cree que hay que ser cauteloso con los salarios. “La crisis nos bajó de un globo. Los sueldos, el consumo, la inversión, la deuda de las familias y las empresas, todo estaba desbocado. Las empresas están empezando a levantar cabeza y la inflación es negativa, por lo que las subidas de tipo general deben hacerse poco a poco. Eso no quita —añade Gómez— para que las empresas que van bien, mejoran su productividad y ganan dinero reviertan un porcentaje en incrementar la parte variable de los salarios para que participen los trabajadores. Eso es justicia. Pero un incremento salarial por encima de la productividad genera inflación y coloca a las empresas en situación poco competitiva.”
¿Están subiendo los sueldos según la productividad en las empresas? ¿Ayudaría a elevar el consumo un aumento mayor de los salarios? A la primera pregunta Uxó afirma que no y a la segunda que sí. Este economista admite que el empleo y la economía están creciendo a ritmos similares (3%), de modo que no se está produciendo un incremento general de la productividad. Pero añade que esta ha aumentado en empresas que perdieron empleo y ahora están viendo crecer las ventas y los beneficios. “La competitividad no debe basarse en salarios bajos. Y el aumento de los salarios es la palanca que pone en marcha todo lo demás, incluido el consumo”, agrega el profesor de la UCLM. Por su parte, Sandalio Gómez dice que aunque un mayor sueldo puede hacer consumir más, el consumo no sube solo por el aumento del salario, sino también por otros factores como “el crédito de los bancos y por unas buenas expectativas de empleo”.
El alto paro es el enemigo
Karl Marx puso de manifiesto hace siglo y medio que una gran masa de parados constituye un “ejército de reserva” que hace que los salarios se mantengan bajos hasta que se reduzca el paro. No hace falta remontarse a Marx para ver que los sueldos no suelen subir cuando el nivel de desempleo es muy alto, como sucede ahora en España.
Caixabank acaba de publicar un
trabajo sobre los salarios y los ciclos económicos en el que recalca que “a pesar de que [en España] la tasa de creación de empleo se situó en un notable 3% interanual en el segundo trimestre de 2015, la tasa de paro sigue siendo muy elevada (del 22,4%)”. Añade el informe que hasta que el paro no caiga “de forma significativa es de esperar que los incrementos salariales para el conjunto de la economía sean limitados. En 2007 (…), después de una década muy expansiva, los salarios aumentaron un 4,7% en términos nominales (en términos reales un 1,9% ) y la tasa de paro se mantuvo en cotas relativamente bajas (del 8,2% en promedio)”. En sentido contrario, durante la parte más dura de la crisis “por cada punto porcentual de aumento de la tasa de paro, el crecimiento de los salarios se redujo en 0,45 puntos (0,35 en términos reales)”. Esta tendencia es similar a la que se produjo “durante la recesión de 1992-1993 (…), lo que evidencia que en España y en otras economías avanzadas los sueldos crecen menos durante las recesiones”.
La mayor caída de la zona euro
Sebastián Tobarra
La devaluación salarial ha sido fuerte. La reforma laboral aprobada en 2012 por el PP, con el apoyo de CiU, flexibilizó el despido y las bajadas de sueldos en el peor momento de la crisis, contribuyendo en un primer momento a destruir empleo. Ahora el Gobierno dice —y la oposición niega— que está ayudando a crearlo, aunque muchos de los nuevos empleos son precarios o a tiempo parcial.
En plena precampaña electoral, el Gobierno se ha puesto las pilas en el ámbito salarial. Subirá el 1% el sueldo a los empleados públicos en 2016 y les reintegrará el 50% de la paga extraordinaria suprimida hace tres años. Pero la subida, tachada de electoralista por la oposición, apenas servirá para recuperar una parte del poder adquisitivo que han perdido los empleados públicos desde que al final de la presidencia de Zapatero vieron sus sueldos primero reducidos, luego congelados y después vueltos a congelar por el Gobierno del PP.
Según cálculos de la OCDE, España ha sufrido la mayor caída salarial de la zona euro: el 1,8% cada año entre 2009 y 2013, medida en horas trabajadas. El organismo añade que ello ha ayudado a restaurar la competitividad de la economía española. En el informe “Perspectivas del empleo en la OCDE 2014” el organismo critica el hecho de que los sueldos habían crecido por encima de la productividad antes de estallar la crisis. Los ingresos de las familias ya empezaron a caer durante el último tramo del gobierno socialista y han seguido esta tendencia con el del PP, según la “Encuesta de condiciones de vida” del INE. La caída se ha atenuado. De los 30.045 euros de ingreso medio de los hogares en 2008 se pasó a 29.634 en 2009; a 28.206 en 2010; a 27.747 en 2011; a 26.775 en 2012 y a 26.154 en 2013, último dato disponible. Estos ingresos no solo se componen de sueldos, sino también de prestaciones sociales, rentas procedentes de fondos de pensiones y rentas del capital y de la propiedad.