El PSOE afronta su reconstrucción
Superado el riesgo del sorpasso, pero a 52 escaños del PP, los socialistas quieren aprovechar la oposición para reforzarse
Haber superado el riesgo del sorpasso de Unidos Podemos que los sondeos, los analistas, los medios de comunicación y la mayor parte de los ciudadanos y los políticos daban por hecho ha producido alivio en el PSOE. “Hemos salvado al partido y hemos salvado al país del populismo”, explicaba a AHORA un veterano socialista, que señalaba que de haber sido superado por Podemos el PSOE hubiera entrado en una crisis de la que le hubiera costado años salir, si salía, y habría dejado a España sin una alternativa seria de izquierdas. Ahora, sin embargo, los socialistas piensan que el partido ha ganado el margen suficiente para reconstruirse y reforzarse en la oposición, mientras la formación que lidera Pablo Iglesias “se va a ir deconstruyendo en la oposición de la oposición”.
No facilitar el gobierno del PP
El hecho de no tener ya que buscar apoyos para gobernar ni decidir —al menos eso piensan ahora muchos socialistas— sobre la investidura y la formación de un gobierno del PP también relaja las tensiones internas que se podrían producir entre quienes abogan por una gran coalición, los que defienden que el PSOE tendría que abstenerse con condiciones en la investidura y los que creen —la mayoría— que no deben ni gobernar con el PP ni facilitarle que lo haga.
La mayoría de los socialistas son contrarios a facilitar el gobierno del PP con su voto o su abstención
El comité federal que se reúne el 9 de julio decidirá sobre qué hacer y, pese a las presiones que le lleguen al PSOE de fuera —Bruselas, empresas del Ibex— y la insistencia de algunos de sus notables, no se espera que se modifique esa opinión mayoritaria de no apoyar ni por activa ni por pasiva al PP. “Las presiones que se las hagan al PP y que el PP busque apoyos entre sus afines ideológicos”, dicen.
Pero el peor resultado de su historia con 85 escaños, cinco menos que en diciembre, no ha calmado la división interna sino que la ha avivado por la cercanía del congreso del partido, que se celebrará en octubre.
También porque los barones críticos con el secretario general, Pedro Sánchez, siguen sin reconocerle mérito alguno y atribuyen casi en exclusiva el mal resultado a “su falta de liderazgo” o a sus coqueteos con Podemos cuando en la fallida legislatura pasada intentó ser presidente. “No hemos sido contundentes en el rechazo a pactar un gobierno con Podemos y eso ha hecho que no resultáramos fiables para muchos votantes que han preferido el PP o la abstención.” Lo dicen prácticamente con las mismas palabras algunos líderes territoriales, entre ellos la presidenta andaluza, Susana Díaz, que vio cómo el PSOE andaluz perdió dos escaños el 26-J y se vio rebasado por el PP, que le ganó por tres diputados. Díaz no dudó en atribuir el mal resultado a la gestión de Sánchez.
El peor resultado de la historia
A algunos dirigentes sortear el sorpasso, que ellos mismos daban por hecho, les ha sabido a poco y ahora piensan que con más contundencia contra la candidatura de Pablo Iglesias o un candidato “más potente” el resultado hubiera sido mejor. Se centran en que nunca antes habían tenido un resultado tan malo —es el tercer récord a la baja: el primero fue en noviembre de 2011, cuando el PSOE se quedó con 110 diputados, y el segundo los 90 del 20-D— y restan importancia al hecho de que las circunstancias hayan cambiado por la irrupción de una fuerza que competía por primera vez con el socialismo por la hegemonía de la izquierda.
Haber evitado que Podemos superara al PSOE ha sido un alivio, pero no ha acabado con la división interna
Así que Sánchez tendrá que afrontar en el congreso de octubre al menos la competencia de Susana Díaz, que se perfila de momento como su única rival en la batalla por la secretaría general. La decisión sobre el liderazgo será una parte importante de ese proceso de reconstrucción del PSOE en cuya necesidad parecen coincidir dirección y críticos. Algunos hablaban en los últimos meses de refundación, pero sonaba demasiado contundente, así que ahora parecen haber dado con la palabra: reconstrucción. El término lo utilizó el lunes el portavoz socialista, Antonio Hernando, una de las personas de confianza de Sánchez, y el martes la presidenta andaluza.
Acabar con la división
También coinciden todos en la necesidad de recuperar la unidad de partido pero no, sin embargo, en cómo conseguirlo. Entre quienes apoyan a Díaz hay quien sostiene que Sánchez debería renunciar a presentarse a su reelección como secretario general y dejar el terreno libre para la elección de la andaluza y así hacer “un congreso de unidad”. Pero los que defienden al actual secretario general y le atribuyen la mayor parte del mérito de haber sorteado el sorpasso piensan que la unidad vendrá de su victoria sobre Susana Díaz. “Solo si le gana en las primarias para elegir secretario general se acabará la división”, asegura un próximo al actual líder.
Todavía hay socialistas que dudan de que la presidenta andaluza acabe de dar el paso y se decida a optar al liderazgo del PSOE. Ella no lo acaba de dejar claro —porque no se ha abierto el proceso congresual y no es aún el momento de hacerlo, dice—, pero quienes apoyan su candidatura, entre ellos los principales líderes territoriales, están seguros de que está vez sí que lo hará.
De hecho, ya parecen tener planificado parte del equipo. Al menos en lo referente a quién sería el portavoz parlamentario del PSOE si Susana Díaz fuera la secretaria general, ya que ella no es diputada. “¿El portavoz? Eduardo Madina, claro”, explicaba a este periódico un barón socialista. De conseguir la secretaría general, Díaz vendría al Senado como senadora designada por el Parlamento de Andalucía, y así podría tener la presencia política y mediática en Madrid que se exige al líder de un partido.