21/11/2024
Europa

Urgen las reformas en Bruselas

Francia cree que es necesario avanzar hacia la integración, especialmente en materia antiterrorista, pero Alemania pide calma

Esther Herrera - 01/07/2016 - Número 40
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Cuando, en la víspera del reférendum de Reino Unido, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió que “fuera significa fuera”, pocos preveían en Bruselas que finalmente Londres decidiría tirar por la borda un matrimonio de más de 40 años. Pero en Bruselas empieza a reinar la sensación de que, si bien las consecuencias para el país son complejas, también lo van a ser para la Unión, que se encuentra en un momento de policrisis con muchos frentes abiertos.

El Brexit, que ganó frente a los que preferían mantenerse a la UE, fue un jarro de agua fría en la capital comunitaria. Y mientras muchas capitales europeas e instituciones admitían que “se estarán mordiendo las uñas”, como apuntaba una alta fuente europea, Bruselas se intentaba preparar para un escenario inédito en su historia. Londres, que en los años 50 vio como una excentricidad la incipiente Comunidad Económica Europea y que en los 70 se dio cuenta del provecho económico que podría sacar, abandona el barco contra casi todo pronóstico. Pero después de casi 10 años desde la caída de Lehman Brothers, una crisis del euro aún no resuelta, las altas cifras de desempleo, una inversión renqueante y varios rescates (tres solo en Grecia), para Reino Unido la UE ha dejado de ser útil.

El voto protesta

En Bruselas, el voto a favor del Brexit que ha abanderado, entre otros, el UKIP se equipara al populismo de ultraderecha que representan Marine Le Pen en Francia, Geert Wilders en Holanda o la Liga Norte en Italia. ¿Y ahora qué hacemos?, se preguntan en el corazón de la UE. Semanas antes del referéndum varias capitales europeas ya temían que habría descoordinación, pese a que la UE se esfuerza ahora en enviar un mensaje de unidad.

Las capitales europeas ya temían la descoordinación semanas antes del referéndum

Francia sigue afirmando que es necesario avanzar hacia la integración, especialmente en materia antiterrorista, pero Berlín pide calma. “En un momento en que el eje francoalemán va a velocidades distintas, difícilmente se puede conseguir más integración”, apuntan fuentes diplomáticas.

No obstante, tras la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del 28 y 29 de junio se han confirmado grietas mucho más profundas entre dos frentes distintos. “Ahora es el momento en que empiezan a florecer ideas dispares y se ven varias velocidades entre los miembros fundadores (Benelux, Alemania, Francia e Italia)”, explican las fuentes consultadas. “No es un secreto que no hay armonía sobre el futuro de la UE”, lamentan.

No obstante, creen que finalmente se llegará a un acuerdo en lo que se quiere convertir la UE: “Una vez decidido el Brexit, no nos podemos permitir otra crisis constitucional en la Unión”. Por el momento, algunos países fundadores liderados por Francia apuestan por la integración. Otros como Alemania creen que no es momento. Los del Este, por su parte, quieren más integración solo en asuntos concretos, pero piden que la política migratoria se deje en manos de la soberanía nacional.

España, con Merkel

En la reunión de líderes europeos, la última del primer ministro británico David Cameron, afloraron dos posiciones principales. Francia, Bélgica, Luxemburgo e Italia piden “pasar página” cuanto antes tras el referéndum —exigen que Londres invoque “lo antes posible” el artículo 50 del Tratado de la UE que marca el proceso de divorcio con los 27— y empezar a acelerar el proceso de integración. Pero Berlín no quiere presionar a Londres, y la mayoría de países —también España— prefiere apoyar a la canciller alemana, Angela Merkel, conscientes de que la grave crisis interna que sufre Reino Unido es suficientemente compleja como para añadir más tensión.

“Reino Unido se ha colapsado desde el punto de vista político, monetario, constitucional y económico”, ha asegurado el primer ministro holandés, Mark Rutte.

Los socios se dividen entre los que piden a Londres que acelere su salida y los que no quieren presionar

La mayoría de países prefiere dar más tiempo a Londres, aunque sea a costa de arrinconar a la Comisión Europea y a la Eurocámara, que piden a Reino Unido que se dé prisa en iniciar el divorcio para que la integración europea coja velocidad de crucero.

Pero Berlín quiere ser cauta, teme que una rápida negociación de salida junto con unas ansias de integración mal calibradas den alas a las fuerzas más euroescépticas, si no eurofóbas. Con ello esperan alejar el fantasma de los referéndums sobre la pertenencia a la UE, más aún cuando el próximo año se celebran elecciones en Francia, Alemania, Italia y Holanda. El periodo de reflexión que ha solicitado Merkel ya ha empezado. Los 27 volverán a verse, salvo que se produzca alguna sorpresa, en septiembre, con la esperanza de que el tiempo cure la herida causada por el Brexit.