De la Fiesta Nacional y del periodismo
Doce de octubre, Día de la Fiesta Nacional que, como en otros países, por ejemplo Francia, incluye entre sus celebraciones una parada militar. En 1977 se acabó el desfile de la victoria, que era también el de la derrota, porque aquella victoria no se había alcanzado sobre los senegaleses sino sobre otros españoles. Fue el general Gutiérrez Mellado quien cambió el signo de aquel desfile, en coherencia con el nuevo tiempo que reclamaba la construcción de un nuevo orgullo en el que todos pudiéramos coincidir. Después de 40 años triunfales, contados a partir del 39, donde todo estaba lleno de victoria, solo la Constitución del 78 inauguró la paz.
Entonces, las Fuerzas Armadas dejaron de ser un resorte de dominación al que se quiso endosar la misión de mantener todo atado y bien atado y se convirtieron en el respaldo de la política exterior de España. Señalemos la especificidad de las Fuerzas Armadas, que solo están sometidas por su palabra, de ahí el papel que desempeña el sentido del honor, única garantía de su obediencia. Reconozcamos que de todas las reformas de los cuerpos del Estado, la de los militares ha sido la que mejor ha incorporado los principios de mérito y capacidad. Por todo ello, es proporcionado que reciban un día el respaldo de sus conciudadanos, por los que se arriesgan.
En todo caso, en vísperas de que sea investido un gobierno de mínimos, van a empezar a repartirse de nuevo las cartas políticas y mediáticas. El gobierno tendrá que buscarse la vida en el Congreso y extremar el cuidado al elegir la oposición que prefiera tener enfrente. En cuanto al periodismo, para prevalecer deberá considerar que lo peor es creer que se tiene razón por haberla tenido, que debe evitarse mandar a necios y obedecer a pícaros conforme prescribía Arturo Soria, que podrán los encantadores quitarnos la ventura, pero el esfuerzo y el ánimo será imposible, que gritar siempre viva quien vence puede ser signo de villanía y que el fracaso solo es generador de orgullo si la empresa intentada ha sido limpia.