Redescubriendo a Jon Bilbao
En Estrómboli se dan cita algunos de sus temas predilectos, como la presencia de lo terrorífico en lo cotidiano
Desde su primera obra en 2008, Bilbao ha tenido tiempo de erigirse en un referente indiscutible de la narrativa española, con tres novelas y tres libros de cuentos publicados en el espacio de solo ocho años. De todos ellos, sin embargo, solo uno —Shakespeare y la ballena blanca (Tusquets, 2013)— ha visto la luz en un gran sello editorial. El resto de su trayectoria se ha desarrollado en la editorial
independiente Salto de Página, con las novelas Padres, hijos y primates (2011) y El hermano de las moscas (2008) y los libros de cuentos Física familiar (2014), Bajo el influjo del cometa (2010) y Como una historia de terror (2008), que le valieron entre otros el premio Ojo Crítico de Narrativa 2008 o el premio Tigre Juan 2011. En la figura de Bilbao se da por tanto una paradoja que por desgracia afecta a no pocos escritores actuales: un sólido prestigio crítico que contrasta con un relativo desconocimiento por parte del común de los lectores. La apuesta de Enrique Redel, editor de Impedimenta, tiene por tanto una doble condición de descubrimiento y confirmación: la visibilización de un autor que todavía no ha llegado al gran público y, paralelamente, la corroboración de un talento que lleva casi una década despertando los elogios de la crítica especializada.El clima de extrañeza y la amenaza de lo desconocido continúa siendo una de las claves de su literatura
El universo narrativo
Para aquellos que no conozcan las obras anteriores de Jon Bilbao, Estrómboli podría ser un libro muy apropiado para introducirse en su universo narrativo. En los ocho cuentos que componen la colección se toca la mayoría de los temas favoritos del autor: la presencia de lo siniestro y lo terrorífico agazapada en lo cotidiano, las tensiones familiares que encuentran su expresión en arranques violentos o inesperados, el animal como símbolo de una presencia amenazadora o la figura del niño como víctima de catástrofes perturbadoras. También puede observarse otra constante de la obra de Jon Bilbao: su preferencia por situar a personajes casi siempre españoles en entornos alejados de su escenario vital, ya sea en Nueva Zelanda —como en el cuento “El castigo más deseado”—, en Estados Unidos —“Crónica distanciada de mi último verano”, “Siempre hay algo peor”— o en la propia isla de Estrómboli, en el relato homónimo.
Sin embargo, y aunque el libro está en clara sintonía con sus colecciones de relatos anteriores, también pueden apreciarse algunas disonancias. Si los relatos de Jon Bilbao siempre han coqueteado de manera desinhibida con el género fantástico y de terror, Estrómboli es seguramente la colección donde esta influencia está más diluida. Los animales continúan provocando una perturbación terrorífica, como las ardillas de Como una historia de terror o el mono de Padres, hijos y primates; sin embargo, en Estrómboli esta amenaza es más vaga, más simbólica, conformándose casi siempre con actuar como metáfora de conflictos familiares o personales no resueltos, como sucede con la araña que un concursante de televisión se ve obligado a comer en directo en “Avicularia avicularia” o los tiburones que asedian a los participantes de un concurso de pesca en “El castigo más deseado”.
Del azar a la destrucción
En cualquier caso, ese clima de extrañeza, de porosidad de las fronteras entre el confort familiar y la amenaza de lo desconocido, continúa siendo una de las claves de la literatura del autor. Casi todos los relatos están protagonizados por personajes que por una decisión mínima o un hecho fortuito acaban precipitándose hacia su propia destrucción. Así sucede por ejemplo en “Crónica distante de mi último verano”, en el que partiendo de una semilla casi cómica —un joven se topa en la lavandería con un motorista que huele la ropa interior de su novia— la historia se va trasladando progresivamente a un entorno de pesadilla que recuerda a una película de Sam Peckinpah. Es también el caso de “Siempre hay algo peor”, en el que por culpa de una relación intrascendente con un conserje el protagonista acabará sumergido en una historia oscura que no llegará a comprender del todo. Pero probablemente su cuento más logrado sea “El peso de tu hijo en oro”, que asume el reto de narrar la amistad entre dos hombres unidos —y en cierto sentido también trágicamente separados— por una terrible pérdida.
Bilbao es un autor tocado por el don de hacer profundamente humanos a sus personajes
Pero Jon Bilbao no destaca solo por la originalidad de su imaginario. Es sobre todo un autor tocado por el don de hacer profundamente humanos a sus personajes, de dotarlos de carne y hueso, de sus propias ambiciones y propósitos, para que así podamos vivir la perturbación de su mundo como cómplices y víctimas simultáneamente. Tiene también un talento excepcional en el manejo del ritmo narrativo, que hace que nunca se pueda suspender la lectura de uno de sus relatos hasta que se llega al final. Esta virtud se lleva a su máxima expresión en la primera mitad del libro, con cuatro relatos magistrales, y queda quizás un poco empañada en los cuatro últimos, textos sólidos y competentes que sin embargo deslucen un poco en comparación con los precedentes.
Con Estrómboli, Jon Bilbao ha vuelto a demostrar lo que ya se sabe desde que su debut: que es uno de los mejores cuentistas del panorama nacional.
Jon Bilbao
Impedimenta,
Madrid, 2016,
272 págs.