Rajoy, cercado por la corrupción
La investigación del Supremo a Barberá y los juicios de la Gürtel y las tarjetas black, que empiezan ya, dificultan aún más la posibilidad de que el líder del PP encuentre socios que le apoyen en su investidura como presidente
Ahora las cosas se le han puesto más complicadas al líder del PP, que aparece acorralado por los casos de corrupción que dificultan más, si cabe, la posibilidad de encontrar apoyos para ser investido. Porque a la decisión del Tribunal Supremo de investigar a la senadora Rita Barberá y a la negociación del exministro y expresidente de Baleares, Jaume Matas, con la Fiscalía Anticorrupción se suma el inicio de inmediato de los juicios por las tarjetas black y la primera fase de la Gürtel. Esta última sienta en el banquillo a tres extesoreros del PP.
Una renuncia de Rajoy
Todo lo que está ocuriendo estaba previsto y aleja la hipótesis de que el PSOE cambie su posición y permita la investidura e incluso de que Ciudadanos vuelva a votar a favor, salvo que el PP haga un gesto como, por ejemplo, sustituir a Rajoy en la candidatura a la Presidencia del Gobierno por otra persona desvinculada de los casos de corrupción y, sobre todo, de quienes los protagonizan. Pero nadie en el PP contempla una renuncia de Rajoy, que se considera reforzado por los resultados del 26-J, ni tampoco un relevo forzado por sus compañeros de partido. Es más, temen que si Alberto Núñez Feijóo revalida la mayoría absoluta en Galicia dentro de 10 días, Rajoy lo considere como una muestra del apoyo del electorado a su persona y a su Gobierno.
Con la acumulación de casos de corrupción en los juzgados solo la sustitución de Rajoy facilitaría la investidura
Si en el PP pensaban que tras las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre las cosas iban a seguir como estaban el 26 de agosto, cuando perdió la segunda votación de investidura, o podían mejorar por el resultado de esos comicios, los acontecimientos hasta el momento destierran esa esperanza.
Algunas de esas circunstancias venían dadas por el calendario, otras han sido provocadas por el empeño del Gobierno en sentirse impune para hacer lo que le plazca. La fallida designación del exministro José Manuel Soria para un alto cargo del Banco Mundial y las explicaciones mentirosas que dieron para justificarla, por ejemplo. Pero a esa frustrada operación se ha sumado un hecho tan previsible como que el Tribunal Supremo haya decidido investigar por blanqueo de capitales a Rita Barberá, a quien Rajoy protegió con el aforamiento del Senado. Por ese delito están imputados la mayoría de los que fueron concejales con Barberá en la capital valenciana y era improbable que ella se librara de dar cuentas ante la justicia.
Con la decisión del Supremo en el PP volvieron a sonar las alarmas. Algunos hablaron rápidamente, entre ellos el candidato en las elecciones del País Vasco, el exministro Alfonso Alonso, que ya no aspiraba a un gran resultado pero al que estos escándalos le pueden arrojar uno aún peor. A los populares les preocupa que Rajoy no se adelantara a una decisión que parecía cantada y hubiera apartado a la exalcaldesa del Senado.
El mismo día que se conoció la decisión del Tribunal Supremo se supo también que el exministro y expresidente de Baleares, Jaume Matas, busca a la desesperada un pacto con la Fiscalía Anticorrupción para eludir la prisión. Matas, que tiene una veintena de causas pendientes, estaría dispuesto a confesar las posibles irregularidades que se cometieron en la adjudicación de Son Espases, el hospital de referencia de las islas, y la posible conexión con las obras realizadas en la sede central del PP, en la calle Génova de Madrid, según el diario El Mundo.
Desfile de exministros
No acaba ahí la cosa. La próxima semana empieza el juicio por el caso de las tarjetas black, que tiene entre los principales acusados al exvicepresidente Rodrigo Rato. Y el 4 de octubre comienza la vista oral por la primera parte del caso Gürtel. En esta causa están procesados, entre otros muchos, los tres extesoreros del PP Luis Bárcenas, Álvaro Lapuerta y Ángel Sanchís —aunque Lapuerta, de 88 años, ha quedado exonerado por demencia sobrevenida—, y tendrán que declarar como testigos cinco exministros: Rato, Jaime Mayor Oreja, Ángel Acebes, Javier Arenas y Francisco Álvarez Cascos. Un desfile por la Audiencia Nacional de notables del PP, que estaba previsto en el calendario desde hace meses y que no facilitará las negociaciones para la investidura.
Hay quien cree que al líder del PP le interesa repetir las elecciones porque piensa que mejorará los resultados
Es decir, que o bien Rajoy pensaba que estas causas por corrupción no afectarían a su investidura porque él mismo no les da gran importancia —en su día dijo que eran una conspiración contra el PP—, o confiaba en que las presiones exógenas de los poderes económicos y de Bruselas le harían el trabajo de convencer a los dirigentes de Ciudadanos, desde luego, pero también a los socialistas, para que facilitaran su continuidad en el poder. En los últimos días, aprovechando los mítines de la campaña gallega, atribuye con descaro al PSOE —y en particular a Sánchez— toda la responsabilidad sobre la larga interinidad política de España y “todos los males” que esta pueda provocar.
Así que las cosas, empeoradas por esta acumulación de casos de corrupción, vuelven a la situación preelectoral en la que Ciudadanos aseguraba que nunca apoyaría un gobierno con Rajoy al frente. Ahora no lo dicen con tanta contundencia, pero es evidente que si Rajoy diera un paso atrás y cediera la candidatura a otra persona, hasta en el PSOE podrían replantearse su posición. Porque incluso si las elecciones vascas derivaran en que el PNV necesite al PP para gobernar y estuviera dispuesto a cambio a votar una investidura en el Congreso de los Diputados, también lo tendría más fácil si el candidato a presidir el gobierno fuera otro.
Terceras elecciones
Pero podría ser que Rajoy piense que unas terceras elecciones serían positivas para él porque podría mejorar los resultados —lo dicen los sondeos—. A eso podría responder la estrategia de acusar a los socialistas de provocarlas. Pero también en el PSOE los críticos con Sánchez creen que a su líder le interesa volver a las urnas, convencido de que Podemos —ahora con sus dos máximos dirigentes, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, a la greña por el control del partido en Madrid— perderá escaños. Tampoco parece, de momento, que los barones territoriales quieran arriesgarse a forzar una abstención a Rajoy —o quien sea el candidato— en contra de la opinión de Sánchez y, sobre todo, de la militancia.