Sánchez, entre la ilusión y el teatro
Rajoy complica su hipotética reelección con la frustrada designación de Soria al Banco Mundial
El episodio, no obstante, complica una hipotética investidura de Rajoy tras las elecciones vascas y gallegas. Salvo milagros. Porque los del partido de Albert Rivera, que se sintieron ninguneados por el tono y el contenido del discurso del candidato a la investidura pese a darle su voto afirmativo, tendrán más dificultades que hace una semana para creer en las intenciones regeneradoras de Rajoy. Y lo mismo les ocurriría a quienes tuvieran que darle su voto afirmativo —el PNV si necesitara al PP para gobernar en Euskadi— o su abstención —los socialistas—. Así que el autogol de Rajoy y el horizonte judicial que se le abre al PP en los próximos días podrían alejarle definitivamente de la reelección.
Otro candidato del PP
Ahora hay voces, desde el expresidente Felipe González al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, que reclaman al PP que presente otro candidato para presidir el Gobierno. “Alguien que tenga una investidura viable”, dijo Rivera. A esa petición, que ya se venía sugiriendo desde diversos sectores, se ha sumado también el PSOE de Andalucía. Hay quien ve en esa hipótesis la única vía para desbloquear la situación y evitar nuevas elecciones.
En el PSOE creen que su líder puede estar tentado de intentar la investidura con el apoyo de Podemos
Pero Pedro Sánchez no parece estar aún en eso. Más bien parece moverse entre la ilusión de volver a intentar la investidura a través de un pacto con Podemos y la abstención de Ciudadanos y la escenificación de que está buscando ese acuerdo para tratar de evitar que la opinión pública le atribuya la exclusiva responsabilidad de unas terceras elecciones. Es decir, que el líder del PSOE inició una ronda de conversaciones —hasta habló 10 minutos por teléfono con Rajoy— para buscar la manera de desbloquear la situación, pero dejando claro de antemano que no contempla la abstención de los socialistas a la investidura de Rajoy ni de ningún presidente del Gobierno que sea del PP.
Pasar el tiempo
De ahí que tenga desconcertados a los propios dirigentes de su partido. Algunos piensan que lo de Sánchez es solo una estrategia “para llenar el tiempo hasta que pasen las elecciones vascas y gallegas”, lo que haría por diversas razones: que nadie piense que está de brazos cruzados mientras la interinidad política se prolonga eternamente, que los electores gallegos y vascos perciban la firmeza de la decisión socialista de no apoyar de ninguna manera un gobierno del PP y, también, que si hay que volver a las urnas en diciembre los electores no piensen que la responsabilidad es solo del PSOE. “Lo he intentado y no ha sido posible”, vendría a justificar después, “así que si hay elecciones es porque otros no han querido formar un gobierno del cambio”.
Tentado de repetir
Los barones críticos con el secretario general quieren creer que es “puro teatro”, pero hay quien sospecha que Sánchez podría estar tentado de intentar de nuevo la investidura —aunque él mismo asegurara el lunes que no se postula— si consiguiera el apoyo de Podemos y la abstención de Ciudadanos. No parece probable que lo logre, porque los de Pablo Iglesias y los de Albert Rivera han vuelto a proclamar en público su incompatibilidad mutua, pero el líder del PSOE juega con la baza de saber que a quienes menos les interesa una repetición electoral es a los dos partidos emergentes, porque podrían seguir por la senda del descenso.
“Si hemos rechazado una investidura con 170 votos, ¿cómo vamos a intentar una con solo 156?”, se pregunta un veterano dirigente socialista. Esos 156 son los que sumarían los 85 diputados del PSOE más los 71 de Podemos. Pero si el pacto se llegara a forjar —lo que ahora parece improbable— “no sería fácil frenar a Pedro, que podría volver a recurrir al voto de las bases para hacerlo”, asegura a AHORA un barón territorial.
Pero de momento ninguna de las dos formaciones emergentes ha recibido la oferta “a los partidos del cambio” con mucho entusiasmo. En Ciudadanos le han pedido que no les haga perder el tiempo y en Podemos parecen estudiar más cómo negarse sin pagarlo en las urnas que cómo alcanzar un pacto.
Crece la opinión de que Rajoy no puede repetir y que si el PP cambiara de candidato habría gobierno
Sean cuales sean las intenciones de Sánchez, si el acuerdo para un gobierno alternativo acabara por no fraguarse se volvería a la casilla de salida. Pasadas las elecciones del 25 de septiembre en Galicia y Euskadi, los principales partidos tendrán que pensar si llevan al país a unas nuevas elecciones o si buscan una vía de desbloqueo. Es en ese momento cuando podría cobrar fuerza la exigencia al PP para presentar a la investidura a un candidato distinto a Rajoy. Para que tuvieran éxito esas exigencias deberían ser formuladas por Ciudadanos y también por el PSOE, es decir, por las fuerzas que con su voto y su abstención podrían garantizar la elección de un presidente del Gobierno. Y ser aceptadas depende del PP, que, pese a las escaramuzas de los últimos días por la designación frustrada de Soria, sigue férreamente controlado por Rajoy. Así que, finalmente, depende de que Rajoy se dé cuenta de que no puede seguir o de que no esté apostando por elecciones en diciembre, como piensan muchos.
También para que el PSOE se sumara a la presión para que el PP cambie de candidato a la investidura, el comité federal, que se reunirá después de las elecciones vascas y gallegas, tendría que replantearse el no a cualquier gobierno pepero, ratificar como inviable una alternativa encabezada por Sánchez y estudiar como alternativas la petición de relevar a Rajoy y la abstención. Podría ser que de los contactos que Sánchez mantiene estos días con los otros partidos acabe por deducir que el del cambio de candidato del PP y la abstención es el camino idóneo para acabar con la interinidad política, pero nadie en su partido cree que vaya a ser así. Ven al líder socialista inamovible en el no e imperturbable sobre los riesgos de una repetición de elecciones. “Cree que volver a las urnas le va a ir bien porque Podemos seguirá bajando”, afirma un dirigente territorial.
Contra Sánchez
Así que un cambio de posición del PSOE tendría que pasar por una reunión del comité federal en la que los críticos vencieran a Sánchez y a su núcleo duro. Pero de momento no se atreven ni a sugerirlo. Algunos, como la presidenta andaluza, Susana Díaz, guardan silencio, aunque su lugarteniente Juan Cornejo se atrevió a decirle a Sánchez que “no engañe” con un pacto con Podemos y Ciudadanos “inviable” e incluso dudó de si el PSOE andaluz apoyaría a Sánchez como candidato en unas terceras elecciones. Y los barones territoriales que hablan lo hacen para pedir “una reflexión”. No van más allá.
“Si forzamos en el comité federal un voto a favor de la abstención en contra del criterio de Pedro tendríamos que vérnoslas con la militancia”, explica uno de esos líderes regionales que admite que con su resistencia pétrea a las presiones que recibe desde los poderes económicos, algunos medios de comunicación, los notables socialistas que gobernaron en otras épocas y los propios barones, Sánchez se ha ganado el respaldo de las bases.