Perú. La nueva coyuntura política
La elección de Kuczynski en Perú reforzará los cambios que se están produciendo a escala continental
Con estos elementos a la vista, muchos analistas y políticos latinoamericanos han comenzado a hablar de un nuevo ciclo político en la región, o inclusive los más osados de un giro a la derecha. Considero que debemos ser más cautos, que todavía se han producido pocos cambios de gobierno y que las grandes diferencias entre los países pueden deparar grandes sorpresas en los procesos electorales de los próximos años.
Es impensable que en el corto o medio plazo los populismos desaparezcan de la región
Estas transformaciones se apoyan en el indudable nuevo ciclo económico en América Latina, consecuencia de la drástica caída del precio de las materias primas en los mercados internacionales. Sin el auxilio que suponían los considerables ingresos provenientes de su exportación, la capacidad de maniobra de los gobiernos regionales ha mermado y ha afectado a muchas políticas sociales, en algunos casos de un neto corte clientelista. Por eso hay que preguntarse cómo el cambio de ciclo económico afectará a la política regional y si lo hará de manera similar en todos los países. Dada la respuesta negativa a esto último, es preferible hablar de una nueva coyuntura política y no de un nuevo ciclo político en América Latina, y mucho menos de un giro a la derecha.
El peso de la antinomia
Los más osados hablan del fin del populismo latinoamericano. Una vez más se especula con el tema, como ocurrió durante las transiciones a la democracia, aunque desde entonces tuvimos populismos neoliberales y bolivarianos, ambos con las mismas raíces. A la vista de los populismos emergentes en Europa y Estados Unidos, muchos de ellos con tintes xenófobos y fuertemente escorados a la derecha, es impensable que en el corto o medio plazo los populismos desaparezcan de la región.
En realidad, un hipotético triunfo de Keiko Fujimori en las elecciones presidenciales hubiera supuesto que Perú estaría a punto de contar con una presidenta de derechas, claramente identificable como populista. Por eso es conveniente preguntarnos si la elección de Pedro Pablo Kuczynski se puede relacionar directamente con el nuevo clima político que se respira en la región o responde a otras motivaciones.
En Perú, el peso de la antinomia fujimorismo–antifujimorismo sigue vigente y con una gran fortaleza, al punto de condicionar resultados electorales, como ocurrió cinco años atrás con Ollanta Humala y en 2016 con el propio Kuczynski. De no existir esta poderosa fractura social, hubiera resultado improbable su triunfo electoral en la segunda vuelta, ya que el respaldo de Verónika Mendoza, la candidata del izquierdista Frente Amplio, con profundas influencias bolivarianas, hubiera sido imposible de materializarse en cualquier otro contexto político.
La necesaria homogeneización social y territorial será uno de los mayores retos del nuevo presidente
Sin embargo, la elección de Kuczynski reforzará a escala continental los cambios que se están produciendo y que están poniendo en apuros crecientes al proyecto hegemónico de Venezuela y al ALBA (Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América). Con su nuevo presidente, Perú será un aliado mucho más claro de las posiciones que pueda sostener la Argentina de Macri y otros próximos a su orientación. Al mismo tiempo, sus posturas más promercado reforzarán las iniciativas librecambistas, como se ha visto en su participación en la última Cumbre de la Alianza del Pacífico celebrada la semana pasada en Chile.
Los desafíos de PPK
El nuevo Gobierno peruano no lo tendrá nada fácil, pese a las impresionantes tasas de crecimiento económico que mantiene el país, inclusive en situaciones complicadas. En Perú no ha habido en todos estos años políticas sociales inclusivas similares a las desarrolladas en buena parte de la región. A esto se suman las grandes diferencias entre los distintos departamentos del país. Por tanto, la necesaria homogeneización social y territorial será uno de sus mayores desafíos.
Otra cuestión no menor a la que deberá enfrentarse el nuevo Gobierno es la recomposición del sistema político. El sistema de partidos colapsó hace tiempo y la mayor parte de las iniciativas son más de corte individual que colectivo. En los últimos años solo Keiko Fujinori fue capaz de dotar a su partido, Fuerza Popular, de una sólida organización territorial. Otros deberían seguir su ejemplo, como Alfredo Barnechea con Acción Popular o Verónika Mendoza con el Frente Amplio. De lograr avanzar en este sentido, se trataría de uno de los mayores aportes que podría hacer Pedro Pablo Kuczynski a la democracia peruana.