La sociedad vista por un ornitólogo
En Sociedades comparadas Jared Diamond analiza los factores geográficos como condicionantes del ser humano
Diamond es, esencialmente, un sociólogo formado como biólogo. Se le puede describir, por lo tanto, como un sociobiólogo en el sentido más propio del término. También es uno de esos científicos a los que la corrección política les trae sin cuidado (como debería esperarse de cualquier intelectual honrado).
El título de su primer libro para el gran público, El tercer chimpancé (Espasa, 1994) era toda una declaración de intenciones. Luego publicó Armas, gérmenes y acero (Debate, 1998), donde exploraba la influencia de los factores geográficos y ecológicos en la evolución social y cultural de los grupos humanos. Este ha sido su libro más exitoso e influyente (le valió un premio Pulitzer). De ahí que sus críticos le presenten como el máximo exponente del “determinismo geográfico”, en analogía con el determinismo genético que se atribuye a la sociobiología, aunque Diamond no es un determinista genético en absoluto, y tampoco un determinista geográfico, pues siempre ha insistido en que los condicionantes geográficos y climáticos, por importantes que sean, pueden superarse mediante una gestión adecuada de los problemas que dificultan el desarrollo de las sociedades.Elude caer en un relativismo cultural acomodado y expresa su etnocentrismo occidental
Libros incómodos
Tras una concesión a la divulgación científica comercial con ¿Por qué es divertido el sexo? (Debate, 1999), un libro fallido que no aporta nada nuevo al tema de la evolución del sexo y que ni siquiera es divertido, publicó Colapso (Debate, 2006), en el que ofrecía una explicación de los ciclos de auge y caída de las civilizaciones, y, por último, El mundo hasta ayer (Debate, 2013), un libro acerbamente censurado por cierta antropología bienpensante representada por organizaciones como Survival, en el que procedió a demoler el mito del buen salvaje presentando a las sociedades tradicionales como mucho más violentas que la denostada sociedad industrial moderna (un conocimiento de primera mano derivado de su contacto directo y estrecho con los aborígenes de Nueva Guinea). Diamond llegaba a afirmar que la mayoría de tribus aborígenes están atrapadas en un estado de guerra permanente y concluía que la imposición de un gobierno estatal por encima de las jefaturas locales es ventajosa porque trae consigo la paz (un mensaje ciertamente incómodo, y más en estos tiempos de exaltación nacionalista).
Diamond se permite insinuar incluso que el cambio climático podría tener algún efecto positivo
Sociedades comparadas, que se presenta como “un pequeño libro sobre grandes temas”, viene a ser un compendio de toda la obra de Diamond. El volumen tiene su origen en un seminario impartido en la Universidad Internacional Guido Carli de Roma en marzo de 2014. Esta procedencia resulta patente al leerlo, pues la necesidad de concisión en una charla con un tiempo limitado impone una simplificación de los argumentos. Pero lo que se pierde en extensión y profundidad se gana en amenidad y facilidad de lectura. A lo largo de siete capítulos cortos, que son la transcripción de aquellas charlas, Diamond habla de los factores geográficos que condicionan la riqueza y pobreza de las comunidades humanas, de las crisis económicas, del papel de China en el pasado (en comparación con Occidente) y en el futuro, de los riesgos sanitarios derivados de nuestra dieta y estilo de vida en las sociedades opulentas, y concluye con un análisis sucinto de los que a su juicio son los tres grandes problemas de la humanidad actual: el cambio climático, la desigualdad (tanto entre individuos como entre naciones) y la gestión de los recursos naturales.
Contra el relativismo
Diamond conoce a fondo tanto la sociedad del mundo desarrollado como el modo de vida de los pueblos de Nueva Guinea (que toma como modelo de sociedad neolítica), el Mediterráneo y África. Al igual que Alfred Russel Wallace, coautor (con Darwin) de la teoría de la selección natural, su contacto estrecho con los “primitivos” le ha inmunizado contra cualquier tentación de explicar las desigualdades entre Occidente y el resto del mundo mediante argumentos racistas. Pero también elude caer en un relativismo cultural acomodado al clima intelectual imperante en las ciencias sociales y expresa sin ambages su etnocentrismo occidental y su confianza en esos sistemas políticos y económicos en comparación con los del resto del mundo. Incluso su tratamiento de la cuestión del cambio climático es políticamente incorrecto, pues se resiste a pintar un futuro desolador, y entre las medidas que propone para paliar el calentamiento global incluye el recurso aumentado a la energía nuclear (la bestia negra de los ecologistas). Hasta se permite insinuar que el cambio climático podría tener algún efecto positivo para la humanidad, como la perspectiva de que, al derretirse el hielo ártico, se abran nuevas rutas de transporte en las latitudes más septentrionales, o de que aumente la producción de las cosechas en las regiones árticas y subárticas, aunque se apresura a señalar que esto sería la excepción y no la regla. Por todo ello, este es un libro altamente susceptible de levantar ampollas, como ya lo han hecho sus ensayos anteriores.
Nadie como Diamond para explicar la diferencia entre el método experimental de la ciencia “dura” y el método observacional de las ciencias “blandas”. Aunque comenzó su carrera como científico de laboratorio, no duda en afirmar que se puede hacer buena ciencia fuera del marco metodológico de la ciencia experimental. Como declara en la introducción del libro, su intención es abordar las grandes cuestiones de las ciencias sociales mediante el método que se aplica en ornitología: la observación de los resultados de “experimentos naturales” significativos. A pesar de sus múltiples intereses y sus valiosas contribuciones a campos tan distintos, Diamond nunca ha dejado de ser, por encima de todo, un ornitólogo.
Jared Diamond
Traducción de
Jesús Cuéllar
Debate, Barcelona,
2016, 192 págs.