La sintaxis en 4 palabras y un sintagma nominal
Oración
Un mundo sin palabras es como una noche sin taxis. Aprendemos las oraciones desde niños, cada palabra que se pronuncia es sagrada, por eso no hay que decirlas en vano y menos en política, que es lo que nos une (véase ‘coordinadas copulativas’). Oración es el nombre litúrgico de la frase. La misma diferencia hay entre decir oración y decir frase que entre decir pueblo o gente; porque el pueblo es la liturgia de la gente. Las palabras forman procesiones para ir en oración, asunto que resulta un poco paradigmático. Construimos paradigmas, es decir, patrones, y así hemos ido a parar a una patronal del lenguaje. Pero hay que volver a la democracia directa de la palabra, porque cada palabra es una voz, un voto.
Coordinadas copulativas
La vida empieza con una copulativa y sigue con una disyuntiva detrás de otra. Esto es por falta de coordinación y de igualdad, ya que las coordinadas solo son posibles cuando hay una misma jerarquía sintáctica. La libertad nace con la libertad de expresión (cada vez más escasa), la fraternidad es amar Charlie Hebdo sin tener práctica en el francés, y la igualdad es, como todo en la vida, una cuestión de sintaxis, es decir, de bares nocturnos, de calles mojadas, de volver a pie.
Subordinadas
Porque pertenezco a las clases subordinadas, en mi barrio siempre hemos hablado como Proust, tirando a tope de subordinadas. En el barrio, los hijos de los obreros éramos la aristocracia de la fuerza de trabajo, y por eso, porque vivíamos como reyes, la primera vez que vi un retrato de Karl Marx creí que era el rey Melchor. Nosotros lo teníamos todo: los bloques, los charcos, el barro, el cielo azul del extrarradio, el sol de la infancia que va a leer a Machado en unas obras completas censuradas por Fraga Iribarne. Las frases subordinadas levantando el puño en defensa de una gramática internacional para todos los lenguajes del mundo.
Tiempos
Cada anciano tiene una teoría general de los tiempos. Y como siempre van de boquilla, se trata de tiempos verbales. Los viejos cuentan, los niños oyen. Esa es la verdadera ley de la narrativa, la literatura oral del pueblo, la correa de transmisión en el viejo juego de la correa. La oralidad no es irse a hacer gárgaras, eso es lo que pretenden. La oralidad es hablar. La ley del silencio llega ahora hasta los titiriteros. Lo que dicen los viejos se ha convertido en un sucio espectáculo de televisión donde se ríen de ellos porque parece que no sepan lo que dicen. Cada viejo y cada vieja es una memoria histórica con un pie en la fosa.
Pasiva
He ido al otorrino porque, con tanto desencanto otra vez, se me ha puesto la voz pasiva. Me ha dicho que lo mío ya va a ser crónico. Entonces me he agarrado a su mesa: “Pero, doctor, ¿pasiva refleja o pasiva impersonal?”. Soy un sujeto paciente. No entiendo mucho nada, pero aguanto creyendo que resisto.
Javier Pérez Andújar (San Adrián de Besós, 1965) es escritor de ensayos y novelas. En 2014 obtuvo el Premio Ciudad de Barcelona. Paseos con mi madre (Tusquets, 2011) era un emocionante homenaje a las afueras de Barcelona. En 2014 reeditó Catalanes todos, una sátira sobre la dictadura, la Transición y el independentismo catalán