El pragmatismo se impone a las primarias
Podemos hace sitio a sus aliados en las candidaturas electorales sin que voten las bases, en un proceso que no se ajusta a sus estatutos
Las direcciones de las dos fuerzas entendieron el pacto en las listas como satisfactorio: Podemos suma fuerzas para adelantar al PSOE (no solo con IU, también con Equo, Mès, en Baleares, Por un Mundo Más Justo, Pirates de Catalunya, varias candidaturas municipales como las de Madrid y Zaragoza y sus ya socios en las candidaturas gallega, catalana y valenciana), mientras que IU logra la anhelada confluencia de izquierdas y prácticamente se garantiza mejorar sus dos escaños. El acuerdo entre estos partidos incluye la posición que ocuparán sus miembros en cada circunscripción. La columna vertebral de esos candidatos parte de las listas de Podemos a las anteriores elecciones, pero con variaciones.
Ahí es donde residen los problemas. Pablo Iglesias decidió mover a su hombre fuerte en defensa, el exJemad Julio Rodríguez, del número dos en Zaragoza al uno por Almería para garantizar su escaño. Un agravio para los miembros de Podemos en esa circunscripción por cuanto se les impone un cunero. Más todavía para la coordinadora de IU de Almería, Rosalía Martín, que no quería a “un hombre de guerra y de la OTAN” en sus listas. La postura sobre la OTAN es una de las grandes diferencias programáticas entre IU y Podemos y en la negociación del pacto se acordó que cada uno defendería su postura. El martes pasado, tras días de revuelo, Martín decidía “aparcar las diferencias” por el bien de la confluencia.
La queja de Beiras
La ausencia de primarias, a pesar de ser contraria a los estatutos, no ha despertado reacciones serias como sí hizo la colocación de los candidatos de Equo en las listas de Euskadi en los pasados comicios, sino que ha sido entendida en buena parte de Podemos y de IU como necesaria y lógica. Pero Anova, liderada por Xosé Manuel Beiras y socia de peso en Galicia, sí quería llevar a cabo ese proceso. Lo ha hecho con prisas esta semana y también ha votado el acuerdo para seguir en la coalición En Marea. Beiras ha tenido que tirar de pragmatismo y aceptar que no se cambiase la fórmula jurídica de la alianza gallega (de cara a tener grupo propio en el Congreso) y que no se consultase a las bases de En Marea por el acuerdo de coalición. Anova manifestó su malestar por lo que entendía un ataque al derecho a decidir: hacer una consulta para toda España que incluía a En Marea pero no para las bases gallegas, que haberlas, haylas.
Para ver si se producen otro tipo de tensiones habrá que esperar más. La introducción de miembros de otros partidos en las listas de Podemos moviliza a algunos de sus ya diputados a posiciones menos halagüeñas. Un caso claro es el de Pablo Bustinduy, portavoz de política exterior de Podemos y una de las caras de la lucha de la formación contra el TTIP. Era el número siete por Madrid, pero la entrada de Alberto Garzón como número 5 y de Sol Sánchez como número 9 unida a la elaboración de listas paritarias, puede acabar moviéndole al puesto 11. Podemos consiguió 8 escaños en Madrid; IU, 2. Bustinduy es una figura importante en el seno del partido, por lo que su pérdida en el Parlamento podría crear problemas internos.
En Podemos e IU defienden la lógica de presentar unas listas sin demasiados cambios en lugar de hacer primarias de nuevo. La batalla es la misma, es una segunda vuelta. Entienden que no supone un abuso de la confianza de su gente. Ven su caso como coyuntural por la confluencia, y muy distinto al de Ciudadanos, que también se salta sus normas: Albert Rivera ha cambiado a 18 cabezas de lista, un tercio del total, que según sus estatutos deberían elegirse siempre por primarias.