Colin Stetson. Nueva vida para la 'Sinfonía nº 3'
El extraordinario músico pone en pie su relectura de la obra más famosa del compositor polaco Henryk Górecki
Grabada en directo sin utilizar overdubs ni loops en las mezclas, esta trilogía de Stetson es del todo inclasificable: respiración circular, microtonos, sonoridades cercanas al ambient, actitud punk-rock en sus interpretaciones y colores propios de la música clásica contemporánea resultan en tres discos épicos entre el experimento radical y la accesibilidad de la mejor música pop. Sus grabaciones a dúo junto al saxofonista sueco Mats Gustafsson (Stones, Rune Grammofon, 2012) y la violinista canadiense Sarah Neufeld (Never Were the Way She Was, Constellation Records, 2015), ambas con la libre improvisación como eje central de sus discursos, completan la discografía en solitario de Stetson y nos sitúan en el punto de partida de su último trabajo hasta la fecha, Sorrow (A Reimagining of Gorecki’s 3rd Symphony) (52 Hz, 2016).
Una sinfonía sobre la pérdida
La Sinfonía nº 3 (opus 36) o Sinfonía de las lamentaciones del compositor polaco Henryk Górecki (Czernica, 1933 - Katowice, 2010) es la más célebre de sus obras. La escribió en 1976 para orquesta y soprano, y está estructurada en tres movimientos. Los tres textos interpretados por la soprano giran alrededor de la pérdida, y los tres tienen como hilo conductor a la Virgen María. En el primer movimiento (Lento - Sostenuto tranquillo ma cantabile) el texto es un lamento medieval del siglo XV perteneciente a la colección de canciones de Lysa Góra atribuido a la Virgen María. El recitativo del segundo movimiento (Lento e largo - Tranquillissimo) pertenece a Helena Wanda Blazusiakówna, que escribió un texto inspirado en el Ave María mientras estaba encarcelada por la Gestapo en un muro de la prisión de Zakopane (Polonia). En el tercer y último movimiento (Lento - Cantabile semplice) el texto pertenece a una canción folclórica polaca (de la que se escoge un pasaje en el que la Virgen María habla a su hijo durante la crucifixión) de la región de Silesia: una madre busca a su hijo asesinado por insurrecto. Esta sinfonía supuso el abandono del serialismo por parte de Górecki para componer a partir de entonces piezas de mayor sencillez melódica y armónica de inspiración generalmente religiosa (en lo que se conoce como el minimalismo sacro, movimiento del que también forman parte el estonio Arvo Pärt o el británico John Taverner).
Pese al descrédito que sufrió en su momento el compositor polaco por parte de la crítica especializada tras este giro en su escritura, la grabación de su Sinfonía nº 3 (Opus 36), editada en 1992 (existen varios registros anteriores que no conocieron repercusión alguna) por el sello Elektra, en la que participaron la soprano Dawn Upshaw junto a la London Sinfonietta dirigida por David Zinman, es uno de los discos más vendidos en la historia de la música clásica.
Esta reinterpretación presenta al compositor polaco a una buena cantidad de posibles nuevos oyentes
Colin Stetson escuchó por primera vez la obra de Górecki en 1994, en su primer año de universidad, y se ha mantenido de un modo u otro en su vida durante más de 20 años. Partiendo de un particular ensemble de 12 músicos (que incluye a otros dos saxofonistas, dos guitarristas, dos cellos, batería, sintetizador, teclados, violín y la voz de su hermana, la soprano Megan Stetson), el músico estadounidense ha rubricado una de las versiones más personales y profundas de una composición clásica. El trío de saxos, liderados por Stetson, lleva siempre el peso de trazar las mínimas variaciones melódicas de cada movimiento, además de replicar con verdadera maestría e infinitos recursos sonoros a la práctica totalidad de las secciones de la orquesta, según convenga. La superposición en múltiples capas sonoras de la infinidad de instrumentos de viento interpretados por los tres saxofonistas es la estética predominante de esta reinterpretación. El resto de instrumentos crean dinámicas, transiciones, generan tempos, arropan los recitativos y añaden concreciones y abstracciones con gran solvencia. El primer movimiento (28:24) se inicia con una larga, lenta y repetitiva introducción a cargo de vientos y cuerdas que se resuelve en un violento y progresivo crescendo de batería y guitarras de inspiración rock para llegar a su adagio de cuerdas central, y de ahí a un recitativo de gran dramatismo rodeado del ensemble al completo en el que sintetizadores, guitarras y batería conducen el peso central del pasaje a cotas de alta intensidad emocional repitiendo motivos y llevándolos cada vez un poco más al límite de su expresividad.
El segundo movimiento (10:13) se inicia con una evocadora melodía folclórica de parte de las cuerdas, a las que poco después se unen los vientos que hacen las veces de órgano de iglesia para dar paso al canto de Megan Stetson, meditativo, extático, de gran lirismo. Hacia la mitad del movimiento aparece un arreglo basado en el mismo dibujo de la voz, con la batería a medio tiempo y los sintetizadores creando un final de elegante pop electrónico. El tercer y último movimiento (13:45) (cercano en desarrollo y concepto a las grandiosas piezas instrumentales de Godspeed You! Black Emperor) va desde su apocalíptico y machacón inicio de baterías, guitarras, vientos múltiples y voz hacia su extinción, se diría que involuntaria, desganada, con la repetición hipnótica de melodías y frases cantadas de gran poder evocador. Colin Stetson ha conseguido una doble victoria: la de firmar un trabajo que tiene una incuestionable validez artística más allá de la Sinfonía nº 3 de Górecki y la de presentar al compositor polaco a una buena cantidad de posibles nuevos oyentes de su obra.
Colin Stetson
Basado en una composición de Henryk Górecki