5 palabras sobre refugiados
Los refugiados y solicitantes de asilo en general (también los inmigrantes lo son, aunque se los coloque en otra categoría) se han cuadriplicado en los últimos cuatro años, según António Guterres, ex Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Europa está respondiendo a la ola migratoria con lo peor de sí misma. Los términos “asilo”, “acogida”, “hospitalidad” ceden paso a otros que describen mejor la situación y dan una imagen que nos favorece poco.
Apátrida
Según Hannah Arendt, el apátrida es una de las figuras del siglo XX. No designa a quien no tiene patria, sino a quien no tiene Estado, por lo que carece del “derecho a tener derechos”. La ciudadanía es una categoría jurídica. Los estados soberanos determinan a quién le corresponde y quién no tiene derecho a ella. Por miedo a que los ciudadanos establecidos se solivianten, los estados soberanos levantan muros y fronteras, hacen pactos vergonzosos para eludir a los que piden asilo.
Descartado
El término es del papa Francisco, que habla poco pero bien. Descartar es deshacerse de algo que uno tiene consigo porque le estorba. En el juego de naipes, uno se descarta de las cartas que no le dejan ganar. Europa se deshace de los refugiados al negarles las condiciones mínimas de bienestar y dignidad. Nuestras desigualdades internas, de las que tanto hablamos, son un dato ridículo si las comparamos con lo que nos separa de los que no encuentran ni una comunidad que los acoja. Que descartarse de ellos lleve a ganar la partida es una triste forma de analizarlo.
Campos de refugiados
“Los refugiados son gente a la que sus enemigos mete en un campo de concentración y a la que sus amigos mete en un campo de refugiados o de detención.” También esto lo escribió Hannah Arendt. Los campos son recintos al margen de donde vive la gente, lugares improvisados y provisionales. Como han dicho los turcos, los refugiados que Europa les reenvía solo son “huéspedes temporales”.
Humillación
Una sociedad decente, dice Avishai Margalit, es aquella donde no se humilla ni se ofende a nadie porque ni las instituciones lo hacen ni permiten que los ciudadanos lo hagan. Según esta definición, Europa está en las antípodas de tal categoría. La voluntad de no humillar carece de sujeto que la detente, pues Europa no es otra cosa que un conjunto de estados egoístas que se niegan a mirar lo que no les interesa ver. Humillar es dejar de respetar en el sentido más original de la palabra: ‘re-spicere’, “volver a mirar”.
Federación
Que Europa no es una federación se muestra en su incapacidad para responder a situaciones inéditas, como la provocada por los refugiados. Federarse es la mejor solución para resolver problemas que uno en solitario es incapaz de resolver. Federarse es unirse, pactar, para encontrarle una salida conjunta, lo que implica sacrificar intereses particulares con vistas a mantener el bien común. Bruselas anuncia que pondrá multas a los países que se niegan a acoger a refugiados. Cuando la solidaridad no se manifiesta con actos, hay que enseñar a ser solidario a golpe de ley.
Victoria Camps (Barcelona, 1941) es catedrática emérita de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Barcelona. Acaba de Publicar 'Elogio de la duda' (Arpa editores, 2016)