Señor Secretario General del Partido Socialista, se le ve cada vez más imbuido de la razón que le asiste y más carente de apoyos en la Ejecutiva, confiado en que le asistirá la militancia. Así camina hacia un socialismo como el de Reino Unido capaz de aglutinar a la verdadera izquierda e incapaz de ganarse a los electores, obtener la mayoría parlamentaria y gobernar. Tendrá que elegir entre la hinchada del fondo sur que se siente propietaria del club y la afición sin exaltaciones que llena el estadio y las urnas. Recurrir indefinidamente a la militancia tiene su precio.