La ley del caos y el sueño del orden
En nuestras sociedades complejas y saturadas de información se está generando una forma diferente de pensamiento no lineal que multiplica el grado de incertidumbre
Pero ¿qué es el caos? Si acudimos a la definición que da la 22ª edición del diccionario de la RAE encontramos que la palabra tiene tres acepciones diferentes:
Caos
(Del lat. chaos, y este del gr. cháos, abertura).
1. m. Estado amorfo e indefinido que se supone anterior a la ordenación del cosmos.
2. m. Confusión, desorden.
3. m. Fís. y Mat. Comportamiento aparentemente errático e impredecible de algunos sistemas dinámicos, aunque su formulación matemática sea en principio determinista.
Es precisamente de esta última acepción en física y en matemáticas de la que nos vamos a ocupar aquí. Nuestras vidas son en general bastante caóticas e impredecibles a largo plazo, y está probado que la gente más exitosa es la que sabe adoptar un plan B y flexibilizar sus predicciones. Se atribuye a Franklin —si bien otros autores lo hacen remontar a la Edad Media— el famoso dicho “por un clavo se perdió una herradura, por una herradura se perdió un caballo, por un caballo se perdió una batalla, por una batalla se perdió el reino”, que nos da una idea intuitiva y gráfica de una de las propiedades fundamentales del caos: la dependencia sensible a las condiciones iniciales. Es también muy sugerente la cita de Henry Adams: “El caos es la ley de la naturaleza; el orden, el sueño del hombre”.
Yorke: “Los científicos han sido los últimos en descubrir el caos, del que podría hablar cualquier madre”
La teoría del caos constituye un área de la ciencia que describe situaciones en las que pequeños cambios pueden producir una cascada de grandes efectos a determinado plazo. A pesar del trabajo de muchos científicos que conocieron lo que hoy en día entendemos por un sistema caótico, su reconocimiento formal se demoró hasta mediados del siglo pasado, cuando aprendimos que sistemas gobernados por unas reglas precisas y sencillas podían llegar a ser muy impredecibles a largo plazo.
El meteorólogo americano Edward Lorenz, considerado como uno de los fundadores de la teoría del caos, sugirió en los años 60 que el batido de un ala de mariposa en Brasil podría desencadenar un tornado en Texas. Es lo que después se ha venido a llamar el efecto mariposa, una vez aceptado que nunca conoceremos todos los factores que determinan la predicción del tiempo atmosférico ni por tanto predecir los detalles de este más allá de los días inmediatos. Hay muchas situaciones igualmente inestables que los científicos han sabido identificar. Por ejemplo, la revolución informática ha contribuido enormemente al desarrollo de la teoría del caos, ya que los modelos computacionales de numerosos problemas científicos en las más diversas áreas del conocimiento han permitido aproximarse a la ubicuidad del caos en todos los dominios de la ciencia.
Llegados aquí conviene precisar que por sistema dinámico entendemos cualquiera que sea función de una variable cuya evolución esté ligada al tiempo. Sirven de ejemplo los fenómenos de la vida diaria que puedan describirse mediante una variable cambiante a lo largo del tiempo: sea la posición, la velocidad, la temperatura, la presión, la concentración de una reacción química, cualquiera de las variables fisiológicas del cuerpo humano o variables económicas. Pero entre los posibles movimientos conviene caracterizar el movimiento periódico u oscilatorio como el de un columpio o un reloj de pared. O el orbital de la Tierra alrededor del Sol. Todos se repiten de modo exacto en intervalos de tiempos iguales que reciben el nombre de periodo.
Existen otros muchos tipos de movimientos carentes de esas regularidades periódicas. Ese es el caso en particular del movimiento caótico, que se distingue además por la dependencia sensible que ofrece por un lado a las condiciones iniciales y que, por otro, es impredecible al menos en largos intervalos de tiempo. Para este tipo de movimiento se ha descubierto que ecuaciones simples pueden registrar valores muy complicados. Es decir, que desde un punto de vista matemático la simplicidad de las ecuaciones no determina necesariamente el carácter regular o irregular de las soluciones.
En la situación política, pequeños cambios podrían determinar un cambio drástico en el destino final
Nuestro grupo de investigación en la Universidad Rey Juan Carlos lleva mucho tiempo estudiando numerosos efectos y consecuencias de la teoría del caos en campos tan diversos como la astrodinámica, la neurociencia, las telecomunicaciones, la física del cáncer y aspectos más fundamentales del control y la capacidad intrínseca de predicción de sistemas a partir de la complejidad de las condiciones iniciales. En todo caso, es de gran interés observar el hecho de que en nuestras sociedades complejas, intercomunicadas y saturadas de información se está generando una forma diferente de pensamiento no lineal que podrá rebasar el pensamiento lineal fundamentado en la existencia de proporcionalidad entre causa y efecto. Esta ruptura del encadenamiento a la proporcionalidad que multiplica el grado de incertidumbre empieza a tener reflejo en la filosofía, la psicología y las ciencias sociales. Si pasáramos al plano de la situación política sin definirla como caótica en el sentido antes descrito, deberíamos aceptar que encierra un alto grado de impredecibilidad, dado que pequeñas variaciones podrían determinar un cambio drástico en el destino final. En este caso, respecto al gobierno que tendremos.