La confluencia no suma
Unidos Podemos se estrella contra pronóstico y solo logra revalidar los escaños obtenidos por Podemos e IU el pasado diciembre
No es solo que se hayan quedado lejos de lo que pronosticaban las encuestas. Es que no se lo esperaban. No se esperaban que la confluencia, que parecía que iba a ser multiplicadora, no haya sido ni una suma. Porque Podemos e IU sumaban 71 escaños y más de seis millones de votos el pasado diciembre. Y seis meses después, ya como Unidos Podemos, mantienen esos escaños, pero con un millón de votos menos (los que se supone que aportaba IU). La participación ha bajado bastante, sí. Pero en términos relativos el fracaso de la confluencia se hace aún más innegable: antes sumaban un 24,3% de los votos y ahora apenas pasan del 21. Más de tres puntos de caída.
Los principales líderes de Unidos Podemos estaban, al menos hasta la noche del domingo, satisfechos con la campaña que habían realizado. Íñigo Errejón, reticente a un pacto que antes había calificado como una "sopa de siglas" que corría el riesgo de restar, había diseñado las dos semanas previas a las elecciones con una caravana principal que se ha centrado en el Mediterráneo y Andalucía, lugares particularmente castigados por la corrupción en los que la alianza con Izquierda Unida y otras fuerzas (las que ya iban con Podemos en diciembre y también otras como el Més en Baleares) podía ser especialmente efectiva para obtener nuevos escaños que habían quedado a pocos votos de cambiar de bando el 20-D. Pero su discurso, amable y de tender la mano con el PSOE (dándolo por superado) y centrado en la crítica a las políticas de Mariano Rajoy, no ha calado.
Podemos sigue siendo la primera fuerza en Cataluña, con un amplio margen de tres escaños sobre ERC, aunque no logra mejorar su último resultado. Algo que sí hace el PP, que gana un diputado a pesar de que el número 1 por Barcelona, el ministro del Interior en funciones Jorge Fernández Díaz, protagoniza un escándalo tras publicarse las grabaciones de conversaciones entre él y el jefe de la Oficina Antifraude catalana. En la Comunidad Valenciana, donde Izquierda Unida entraba esta vez en coalición con Podemos y Compromís, también han repetido los 9 escaños de diciembre. Los numerosos casos de corrupción que afectan al PP en este territorio no parecen tener efecto electoral: los populares aumentan su ventaja respecto a Unidos Podemos al pasar de 11 a 13 escaños. Baleares y Murcia se quedan exactamente como estaban, ni rastro de cualquier efecto multiplicador de las alianzas allí. Y en Andalucía, donde Unidos Podemos sí logra sumar un escaño (bastante menos de lo previsto), el PP es de nuevo el gran vencedor, al aventajar ahora al PSOE de Susana Díaz por tres escaños y 100.000 votos.
Peor es el caso de Madrid, donde la confluencia entre Podemos e IU se deja dos escaños, los mismos que gana el PP y los que había obtenido IU en solitario en diciembre (ambos por esa circunscripción). Esto supone que Sol Sánchez, que representó junto a Alberto Garzón a IU-Unidad Popular en el Congreso durante la pasada (y efímera) legislatura, no renueva su acta de diputada. En el seno de la coalición se calculaba que incluso se podían superar los 11 escaños. En Marea también pierde un escaño respecto del resultado de diciembre. Y hay elecciones en Galicia en cuestión de pocos meses.
Euskadi puede ser la mejor noticia para Unidos Podemos. Allí ganan un escaño y afianzan su primera posición, también en año de autonómicas. En Castilla-La Mancha también obtienen un acta más que en el 20-D y crecen en términos absolutos y relativos, algo directamente imputable a la confluencia, que les ha permitido adelantar a Ciudadanos y arrebatarles así el diputado de Albacete.
Un primer análisis previo a la reflexión por parte de miembros de la confluencia marcaba varias conclusiones en borrador: el PP ya ha pagado todo lo que puede pagar (electoralmente) por sus casos de corrupción, el PSOE ha recuperado a votantes que se habían quedado en casa en diciembre y que Unidos Podemos no ha logrado atraer, y el Brexit y la campaña del miedo han calado en parte de la ciudadanía, que ha huido esta vez de los partidos nuevos. Unidos Podemos necesita pensar (todavía no lo ha hecho) si la decepción de esta noche se debe, al menos en parte, a que los votantes culpan a Pablo Iglesias y los suyos de no lograr un Gobierno tras las elecciones anteriores. Mientras, Iglesias mantiene que la senda es la que es, y que no se va a desandar lo andado con IU. Y en IU han ganado representantes en el Congreso, así que no será Garzón quien contradiga a Iglesias en esta ocasión. Veremos si hay otras voces más críticas.