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Casi un año después, el proceso de normalización continúa avanzando día a día. Barack Obama y el presidente de Cuba se reunieron en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, sellando ante el mundo el acercamiento histórico entre ambos países. Quizá no fue una cita tan romántica como su primera reunión oficial en abril durante la Séptima Cumbre de las Américas, en la que Castro confesó su admiración por Obama, “un hombre honesto”. Pero sí fue el encuentro más simbólico, el primero en suelo estadounidense. Un gesto de compromiso mutuo en la sede de la diplomacia mundial ante los ojos del planeta, además de una herramienta de presión al Congreso de Estados Unidos, en manos republicanas, que guardan a puño cerrado la llave para desbloquear el mayor obstáculo hacia la normalización plena de las relaciones bilaterales: el levantamiento del embargo a Cuba. Solo el Congreso puede hacerlo. No es un detalle menor que Obama y Castro reclamaran lo mismo, desde el mismo podio y en la sede de la misma institución internacional que lleva dos décadas votando anualmente por abrumadora mayoría a favor del fin del embargo a Cuba.“Se aceptará la política que ya se ha hecho, pero levantar el embargo completo no ocurrirá a corto plazo”
Levantamiento del embargo
“Estoy seguro de que nuestro Congreso levantará inevitablemente un embargo que ya no debería existir”, dijo Obama ante la ONU. “La normalización plena solo se alcanzará cuando se ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba”, añadió Raúl Castro en su discurso, en el que también reclamó la devolución del “territorio ocupado ilegalmente por la base naval de Guantánamo, el cese de las transmisiones de desestabilización contra Cuba y que se compense a nuestro pueblo por los daños humanos y económicos que aún sufre”. Las últimas condiciones no serán consideradas de momento. Toda la atención política se centra en el levantamiento del embargo.Los republicanos, en contra
Muchos republicanos, sumergidos en la campaña electoral hacia las primarias del partido, creen que Obama ha dado carta blanca a los Castro sin pedir garantías de derechos humanos o cambios democráticos en la isla. “El embargo niega dinero que puede ser usado para reprimir más”, insiste el presidenciable senador republicano por Florida de origen cubano, Marco Rubio. “Gracias al presidente Obama y a Hillary Clinton ahora tenemos la bandera estadounidense ondeando en la Embajada de La Habana, pero sin nada a cambio. Y varios disidentes fueron encarcelados tres días después de que retomáramos las relaciones diplomáticas con Cuba”, añadía su mentor, el exgobernador de Florida Jeb Bush, tras inaugurar el cuartel general de su campaña en Miami.Clinton tardó poco en responder. También desde Florida, la exsecretaria de Estado y candidata a las primarias demócratas aseguró comprender “el escepticismo de esta comunidad ante cualquier política de interacción con Cuba. Yo también era escéptica, pero no podemos esperar más a que una política fracasada dé resultados”. Clinton promete continuar con este legado de Obama si llega a la Casa Blanca en 2016. “Ya no se puede mirar atrás.” Las encuestas dibujan hoy un país distinto, con una mayoría de estadounidenses a favor del fin del embargo por primera vez en la historia, incluida Florida (con la población cubano-estadounidense más importante del país, que está viviendo una significativa renovación generacional). Cuba tampoco es la misma tras los sucesivos golpes de apertura del último lustro.Los empresarios estadounidenses temen que Brasil o Venezuela se hagan con el mercado cubano
Socios comerciales
Estados Unidos está entre los cinco principales socios comerciales de Cuba, que recibe un 6,6% de importaciones agrícolas de su vecino del norte. Y los cubanos que viven en EE.UU. envían unos mil millones de dólares al año a la isla en remesas. Se estima que unos 80.000 estadounidenses visitan Cuba cada año, cifra que ha aumentado un 35% desde enero.