Contar a los niños lo indecible
En su primer álbum ilustrado, Francesca Sanna intenta explicar al público infantil la crisis de los refugiados
Este álbum infantil, el primero de Sanna, recibió el año pasado la Medalla de Oro de la Sociedad de Ilustradores de Nueva York. Originalmente iba a ser un libro digital e interactivo titulado Soy migrante, fruto de su trabajo de fin de máster en la Escuela de Lucerna de Arte y Diseño. En sus visitas a centros de acogida de refugiados, la ilustradora fue recogiendo las piezas para este “collage”, como ella lo llama. Las historias que escuchó han sido esenciadas en la de una madre que emigra con sus dos hijos. Quien la cuenta es la voz de un niño. “—¿Adónde vamos?— le preguntamos a nuestra madre. —A un lugar seguro— nos respondió.”
La guerra en la que el padre muere, varios días viajando escondidos en coches y camiones, la frontera cerrada, la ayuda a cambio de dinero, la barca llena de gente que sobrevive a las tormentas, el tren... El viaje condensa todas las etapas del éxodo de los refugiados, todos con la esperanza de que, “como esos pájaros, logremos encontrar un nuevo hogar. Un lugar donde podamos vivir en paz y comenzar de nuevo nuestra propia historia”. Las ilustraciones, de estilo naíf pero detallistas, tienen un ligero gusto oriental (aparece incluso una mujer con hiyab) que sugieren claramente la zona de la que procede esta familia amputada. Sanna echa mano de los simbolismos para transmitir el miedo y el peligro: los guardianes de la frontera tienen dientes afilados y ojos rojos, del fondo del mar salen unos largos brazos que quieren agarrar la embarcación. La ilustradora sarda logra así lo que perseguía: “Despertar la empatía y la idea de que cada uno de nosotros podría ser el migrante o la migrante en la historia”.
Francesca Sanna
Traducción de Susana Rodríguez Álvarez. La Pequeña Impedimenta, Madrid, 2016,
26 págs.