Señor expresidente de Caja Madrid, le imaginamos sumido en la melancolía, transido de un sentimiento de ingratitud al observar cuántos beneficiarios de los buenos tiempos muerden ahora la mano que les dio de comer. Por nuestra parte nada de hacer leña del árbol caído, aunque las penas con pan son menos y se sale antes de la cárcel que de pobre, como dijo Gil y Gil. Pero en esta polvareda se ha perdido el rastro de sus valedores del Partido Popular, de la talla de Aznar en su caso, y de la de Rajoy en el caso de Rodrigo Rato. En cualquier momento dirán que a ustedes les puso Sánchez.