21/11/2024
Opinión

Salarios en España

Editorial - 23/10/2015 - Número 6
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España ha sufrido durante la crisis la mayor caída salarial de la zona euro, según la OCDE. Este hecho, unido a una tasa de desempleo insoportablemente alta, coloca el discurso de la recuperación económica de España ante la evidencia de sus insuficiencias y de sus retos. La caída no ha sido homogénea ni en su distribución entre distintos tramos salariales ni tampoco entre los trabajadores que han conservado su empleo durante la crisis y los que, habiéndolo perdido, lo han recuperado. Quienes menos ganaban al comenzar las dificultades han sido más castigados y quienes han pasado por la experiencia traumática del desempleo no han recuperado el nivel salarial del que disponían previamente. Con el coste adicional que para personas en situación de precariedad ha representado el recorte de servicios derivado de las políticas de austeridad.

El gobierno que salga de las urnas en diciembre se encontrará ante decisiones relacionadas con los salarios que, por un lado, deberían compensar los esfuerzos realizados hasta ahora por los trabajadores y que, por otro, no tendrían que convertirse en un obstáculo para la recuperación. Sacrificar el primer objetivo al segundo sería tanto como consolidar la brecha de la de-
sigualdad que no ha dejado de crecer en España. De igual manera, se dilapidaría el esfuerzo realizado si, para compensar la caída salarial, se comprometiera la recuperación.

La búsqueda de ese equilibrio no es solo una ineludible cuestión de justicia, sino una estrategia obligada para dejar atrás la crisis. Si la contención de los costes salariales no se ha traducido hasta el momento en una pérdida de poder adquisitivo, que a su vez habría influido negativamente en el consumo, es porque la tasa de inflación se ha mantenido inusualmente baja. Lejos de ser una situación estable, se trata de una coyuntura que ha concedido un inesperado respiro a la economía española. Nada hace suponer, sin embargo, que los precios de los carburantes se vayan a mantener en los actuales niveles durante un tiempo indefinido y, sobre todo, no se puede confiar la recuperación a factores sobre los que se tiene poco o ningún control. Los resultados de las elecciones de diciembre son inciertos respecto a las mayorías que puedan conformarse. No lo son, en cambio, respecto a las decisiones que, como la caída de los salarios y el aumento de la desigualdad, tendrá que adoptar el nuevo gobierno.