Pedro, dispuesto a todo
El mensaje de Sánchez se resume en el ofrecimiento pleno de negociar con todas, repito todas, las fuerzas políticas, escribe Miguel Ángel Aguilar
En su comparecencia ante los periodistas aglomerados en el Congreso de los Diputados el martes día 2 de febrero, el secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez (en adelante Pedro), traía el interés añadido de ser el último viajero procedente del Palacio de la Zarzuela. El rito establecido dispone que los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria después de acudir a la consulta con el rey, de la que habla el artículo 99 de la Constitución y que ha de preceder a la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno, vengan a presentar sus conclusiones y a responder a las preguntas de los informadores.
El mensaje de Pedro se resume en el ofrecimiento pleno de negociar con todas, repito todas, las fuerzas políticas un programa de reformas y unos apoyos para su investidura si, a partir del miércoles día 3, concluido el turno de consultas con el representante del PP, Mariano Rajoy, fuera él quien resultara propuesto por el rey Felipe VI como candidato para la investidura. Pedro en sus respuestas a los periodistas ha eludido abrir hostilidad alguna con Iglesias y ha manifestado su pleno respeto a los siete millones de votantes del PP.
Vayamos enseguida con las notas de ambiente. Gran expectación, nube de fotógrafos incansables en el disparo de sus flashes, unos clicks que suenan a música celestial en quien se siente así transportado a la cumbre de la notoriedad. Indumentaria impecable de traje de chaqueta, camisa blanca y corbata. Ademanes suasorios. Concesión del turno de palabra acreditando dominio de la audiencia y mención nominal de cada uno de los interrogadores, signo inequívoco de conocerse el percal.
Sin papeles y sin recado de escribir del que hubiera podido ayudarse para anotar las preguntas en cascada, tan características en los hábitos periodísticos de nuestro ruedo ibérico, donde cunde el encadenamiento de cuestiones que abarcan todos los azimuts: desde el rey, los partidos contendientes, la propia formación, la consulta a la militancia, el comité federal y lo que te rondaré morena.
Decisión rayana en la contundencia para mantener la más estricta discreción en cuanto a lo hablado con su majestad. Otro tanto para tomar cualquier pista que pudiera interpretarse como encono personal con Pablo Iglesias (en adelante Pablo). Ninguna devolución de tarjeta por los desaires recibidos. Intento reiterado de liberarse del emplazamiento al que se siente sometido y traslado de la responsabilidad a Podemos, que deberá pronunciarse sobre si hace o no posible un gobierno de cambio. Afán de aparcar las diferencias acusadas en el comité federal y de dejar las respuestas interesantes para después de que sepamos por dónde se decanta Rajoy, si acepta o vuelve a declinar la propuesta que pueda recibir en Palacio. Atentos.