El señor secretario general de Podemos, Pablo Manuel Iglesias, aparece estos días engalanado con el acuerdo que acaba de suscribir con lo que quedaba de Izquierda Unida, anunciando las listas convenidas por el secretario de organización, Pablo Echenique, descentralizado en Zaragoza, y dejándose entrevistar en el programa Hoy por hoy de la Cadena Ser por Pepa Bueno. Ofrecía el aspecto de haberse instalado en la magnanimidad de la victoria. Recordemos la moraleja que puso Wiston Churchill en sus memorias: “En la derrota, altivez; en la guerra, resolución; en la victoria, magnanimidad; en la paz, buena voluntad”. Pero la insistencia de Pablo Manuel en la actitud de tender la mano deriva hacia la insolencia porque opera desde una ventaja a la que le falta el pequeño detalle de computar cuál será el pronunciamiento de los electores en las urnas del domingo 26 de junio.
Al señor secretario general del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, le convendría con urgencia reunirse con sus enemigos íntimos y despejar la incógnita de si el PSOE quiere ganar o prefiere perder las elecciones. Pero ha de saber que ambas opciones requerirían que se empleara a fondo. Si su partido quisiera ganar, debería sumar esfuerzos de grandes y pequeños, eliminar disensiones de Susana y demás barones enredadores, elaborar una propuesta integradora y acertar con la movilización de la campaña. En caso contrario, sería inaplazable poner en marcha esa maquinaria infernal para perder las elecciones que supieron manejar con mano maestra en ocasiones anteriores. Porque tampoco valdría perder a medias; en caso de derrota, el momento reclama que sea indiscutible, contundente, pavorosa. Un logro así obligaría a seguir con fidelidad las instrucciones para fracasar mejor.
Entre tanto, volvamos a Niels Bhor como lectura recomendada para los genoveses de Mariano, María Dolores, Soraya y Jorge en adelante: “Opposite of a fact is a falsehood. But the opposite of a profound truth is often another profound truth”.