21/11/2024
Opinión

1966

La memoria histórica suele flojear y más cuando hace referencia a este pasado nuestro tan cercano en el tiempo, pero que parece tan antediluviano en la historia del pensamiento como es la transición a la España democrática

Fernando Bañuls - 09/09/2016 - Número 50
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En 1966, en España, faltaba todavía mucho tiempo para que los desencantados peregrinaran por los platós de televisión denunciando que la democracia resultaba aburrida. En 1966, en España, hacía tres años que se había ajusticiado a Julián Grimau, militante del clandestino Partido Comunista. En 1966, en España, el ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga, presentó en marzo la Ley de Prensa e Imprenta, y Elías Díaz, en octubre, publicó en Cuadernos para el Diálogo Estado de Derecho y sociedad democrática, inmediatamente secuestrado por orden de la Dirección General de Información del ministerio de Fraga. Esta es su intrahistoria.

La Comisión Internacional de Juristas, con sede en Ginebra, publicó en 1962  su informe sobre “El imperio de la ley en España”, y tanto los hechos como los argumentos jurídicos mostraban a las claras que la España franquista distaba mucho de ser un Estado de Derecho. La tendencia natural de la dictadura (aunque no solo de ella) a la demagogia llevó a la publicación, a modo de réplica oficiosa del régimen al mencionado informe ginebrino, de otro informe cuyo título era ya suficientemente significativo: “España, Estado de Derecho”. En ese contexto Elías Díaz ordenó escritos suyos que arrancaban de 1961 y dio forma al libro.

Hacía tres años que se había ajusticiado a Julián Grimau y ese año Fraga presentó la Ley de Prensa e Imprenta

No son pocas las veces en las que a la víctima se la responsabiliza de la acción de sus verdugos, sobre todo cuando el revisionismo histórico se institucionaliza; pasa con la Guerra Civil justificada como consecuencia de la II República, pasaba con las víctimas de ETA y pasó con Estado de Derecho y sociedad democrática. Que la citada Ley de Prensa e Imprenta fuera presentada como una pieza central que garantizaba que el régimen franquista podía considerarse como un Estado de Derecho, y que fuera precisamente remitiéndose a ella (y al Código Penal) como se secuestró el libro y envió a su autor al TOP (Tribunal de Orden Público), resulta de un cinismo que roza el sadismo.

En octubre se cumplen 50 años de la publicación del libro que suma entre reediciones y reimpresiones 18 en total (la última edición, la décima, en Taurus en 2010), que ha sido el manual de miles de estudiantes de Derecho, además de un referente ético y político para buena parte de la intelligentsia española y que su autor, Elías Díaz, valora así: “Pero de la calidad (y amistad) de los lectores es de lo que estoy, desde siempre, sumamente orgulloso. Me los encuentro por todas partes y veo que con frecuencia me recuerdan con agrado y hasta con gratitud, como antiguos compañeros de lucha contra toda aquella confusión: desde gentes hoy en las más modestas, plurales y, a veces, insólitas profesiones hasta buenos ministros reformistas, pasando por embajadores liberales, recios sindicalistas, demócratas antifranquistas, ilustres juristas y sabios profesores que ahora hilan, y está bien, mucho más fino en estas mismas cuestiones”.

En octubre se cumplen 50 años de la publicación del libro Estado de Derecho y sociedad democrática

Sucede, sin embargo (siempre hay un sin embargo), que la memoria histórica suele flojear y más cuando hace referencia a este pasado nuestro tan cercano en el tiempo, pero que parece tan antediluviano en la historia del pensamiento como es la transición a la España democrática. Estado de Derecho y sociedad democrática se enfrentó (y superó) las trabas del ministerio de Fraga. ¿Superará ahora esa España democrática el populismo, el consumismo, el economicismo liberal dogmático y el pensamiento posmoderno más interesado por el estilo y la creatividad que por el rigor y la verdad?

Enhorabuena por el 50 aniversario.